II Jornada Deporte y Fe
Ha pasado poco más de una semana desde la emocionante II Jornada Deporte y Fe, celebrada en Sevilla. Y, como decía en Twitter (X) Diego Pérez Ordóñez, miembro del comité organizador, “nos llevará tiempo digerir lo vivido”. Es muy complicado expresar con palabras las sensaciones de lo experimentado en la Facultad de Teología San Isidoro, sensaciones que ratifican que, cuando Dios y el deporte se combinan para ser ese “tercero trascendente” del que hablaba Aristóteles, pueden ocurrir cosas verdaderamente maravillosas. Porque no cabe duda que el deporte nos ofrece claros vestigios de la Trascendencia, con mayúscula.
Como expliqué en la propia Jornada, la propuesta a tomar parte en ella me pilló totalmente por sorpresa. ¡Y es que Dios siempre nos sorprende! La llamada de Javier Trigo, pilar en la organización del evento, fue claramente inesperada. Yo había oído campanas sobre la existencia de la incipiente Pastoral del Deporte, pero nada más. Después, cuando Javier mencionó algunas de las personas que iban a participar –Javier Tebas, José María Durán, Quico Catalán, Juan Carlos Unzué…- sentí, la verdad, algo de vértigo; de hecho, bastante. Ahora, siempre me quedaba el valor diferencial del fútbol americano, todavía, y a pesar de su crecimiento, un verdadero desconocido en nuestro país. Así que, de forma temeraria, dije que, sí, muy agradecido por la invitación.
Tras la bienvenida del siempre entusiasta y afable sacerdote, Litus Ballbé, responsable de la Pastoral del Deporte de la Conferencia Episcopal Española, la Jornada fue inaugurada por el Padre Salvador Diánez Navarro, Vicario episcopal de Pastoral Social de la Archidiócesis de Sevilla, en representación del arzobispo, Monseñor José Ángel Saiz Meneses. Y pasamos a la primera mesa redonda, moderada por el veterano periodista, Paco García Caridad. Yo he seguido a Paco muchos años en los medios, desde que estaba en Antena 3 con José María García. Era el narrador favorito de mi suegro, así que para mí fue muy edificante conocerlo personalmente. La mesa fue de porteros y árbitros. Estuvieron los exguardametas Juan Carlos Unzué y Javi Varas y el colegiado Jorge Figueroa Vázquez, quienes hablaron de la fe en el deporte y expresaron cómo la familia los había apoyado en momentos difíciles. Es importante destacar que hablaron a corazón abierto, tónica que fue repitiéndose por todos los ponentes de la Jornada y que dejó un gusto de autenticidad a quienes disfrutamos del evento.
La segunda mesa, también moderada por Paco, fue impactante: la superación a través del deporte. Tomaron el testigo mis nuevos amigos, Rubén y Álvaro, acompañados de la hermana del primero, junto a José Manuel Roas y Paco Salinas. De manera muy simpática, incluyendo un vídeo desternillante en el que mostraban cómo viajaron a Madrid para presentar a Javier Tebas su deseo de jugar al fútbol, estos dos cracks nos embargaron de emoción. Destacaría la intervención de Marina que explicó cómo la mirada de una mujer vinculada al Nastic, una mirada desde el amor, despertó el interés por la situación de Rubén y Álvaro, cambiando el curso de las cosas. Hoy, gracias a LaLiga Genuine, la vida de más de mil deportistas con discapacidad y de sus respectivas familias ha dado un gran vuelco, un vuelco marcado por la ilusión. Los testimonios de José Manuel y Paco, hombres de una gran fe, fueron impresionantes. José Manuel corre junto a su hijo, Pablo, quien sufre una parálisis cerebral. Empujando la silla de Pablo, padre e hijo han completado muchísimas pruebas, incluyendo varias maratones. Explicó José Manuel: “La historia corriendo junto a Pablo es maravillosa, lo cual no quiere decir que esté exenta de dificultades”. Paco Salinas es un hombre ejemplar. Tras sufrir una lesión medular en un accidente de moto, se siente un privilegiado por “ver la capacidad de ayudar a otros”. Paco, doctor en Ciencias del Deporte, no renunció a su pasión y se metió en el mundo de la natación, donde como atleta paralímpico cuenta con más de treinta títulos nacionales e internacionales.
Antes de la exposición del presidente de LaLiga, Javier Trigo presentó su libro Dios es deportista, cuya lectura tengo ahora entre los muchos deberes surgidos tras la Jornada. Javier Tebas nos regaló con una conferencia magistral, llevándonos a la reflexión, destacando cómo san Pablo, modelo de evangelizador, utilizaba el deporte como herramienta en sus sabias cartas.
Volví al hotel pensando que el listón había quedado altísimo, infranqueable, después de lo escuchado por los ponentes del jueves. El inicio del viernes tampoco bajó el ritmo. Moderada por Gabino Carmona, quien dirigió las participaciones de manera ágil, fruto de una milimétrica preparación, la primera mesa contó con Manuel García, coordinador de deportes de las Escuelas Católicas de Sevilla, Gema Sáez, profesora titular en la Universidad Francisco de Vitoria y la Hermana Guadalupe Escudero, montañera. Manuel nos contó cómo en Sevilla aglutinan colegios, deportivamente hablando, situación ideal –pienso- para la formación de entrenadores, clave en el proceso de evangelizar a través del deporte. Gema explicó con claridad meridiana que el deporte debe ser algo integrador, que forme. Y afirmó que la pastoral no puede “competir” en las escuelas con el deporte, que los chicos deben ir a catequesis pero también a entrenar. Sobre la necesidad de tener buenos entrenadores me gustó mucho su siguiente frase: “lo que trabajamos en un colegio de 9 a 5, no podemos estropearlo de 5 a 6”. El testimonio de la Hermana Guadalupe fue impactante, describiéndonos cómo, antes de su conversión en Ruanda, ella, mochilera que acabó de religiosa, organizó junto a un grupo una expedición al Himalaya, la cual nos describió con todo lujo de detalle.
Y llegó el turno a la mesa en la que estaba yo incluido, también moderada por Gabino. Menos mal que me tocó hablar el último… Fue impactante escuchar a grandes ejecutivos de LaLiga hablar llanamente sobre su fe. Quico Catalán contó que, tras hacer el Retiro de Emaús, su vida de fe había dado un giro total, siendo más testimonial, hasta encontrarse “pillado” rezando el Rosario, antes de un partido vital en Girona, por las cámaras de la televisión. José María Durán habló de su devoción por San Pío de Pietrelcina y cómo había ido con su familia a San Giovanni Rotondo para dar gracias por haberle escuchado en sus oraciones. De forma muy amena y natural, José María Villalón, médico del Atlético de Madrid, expuso la extrañeza de los jugadores colchoneros cuando les contaba que tenía doce hijos y destacó la importancia de estar cerca de los deportistas. Yo, simplemente, intentando hablar desde el corazón, como hicieron todos los ponentes en esta impactante Jornada, les hablé de mis inicios en el deporte profesional como jefe de prensa de los Barcelona Dragons y la forma en que descubrí a Dios en aquella primera temporada, que inició sorpresivamente con un padrenuestro rezado rodilla en tierra en el vestuario por 40 jugadores que pesaban más de 110 kilos de media para agradecer una victoria inesperada sobre el equipo de Nueva York.
Obviamente, hubo muchísimo para meditar en la Misa de clausura, presidida por Salvador Diánez. Está claro: el deporte nos presenta una gran oportunidad para la evangelización. La II Jornada Deporte y Fe ha sido una llamada como aquella recibida por los primeros apóstoles, como aquella que recibimos en cada Eucaristía. ¡Un regalazo! Porque Jesucristo nos llama, pero también, inmediatamente después, nos envía. Nos toca ahora responder a lo experimentado en estos maravillosos días pasados en Sevilla.
Los vídeos de la Jornada ya están disponibles en la página Web de Deporte y Fe: https://deporteyfe.com/videos-2024/.