Muchas veces en este blog, y siempre serán pocas, hemos dicho que lo más importante para un cristiano es amar a Dios. Pero enseguida uno se pregunta ¿y cómo consigo amar a Dios? 
 

Si yo tuviera un nivel espiritual muy alto podría responder ahora mismo sin problemas a la pregunta. Pero no es así, no lo tengo. Por eso, prefiero dejar la respuesta para otros mejores que yo, a la espera, claro está, de poder hacerlo algún día yo mismo. 

No obstante sí hay un par de cosas que puedo decir. Hace un par de semanas, después de misa, comentábamos precisamente unos amigos sobre esta cuestión del “cómo”. Y salieron dos consejos tomados de santos, que son los mejores modelos en los que fijarse en esto del amor a Dios. 

-          A uno de estos santos le preguntaron qué había que hacer para amar a Dios y este respondió: “Quererlo”.

-          A otro santo le preguntaron lo mismo y respondió algo complementario: “Vivir como si ya tuvieras ese amor”.

Quererlo y vivir cómo si lo tuviéramos, dos consejos aparentemente sencillos, pero que si los santos lo dicen, seguro que nos serán muy útiles para nuestro objetivo.

Por otra parte, sirven, además, para  dejar al descubierto dos tipos de personas: 

-          Los que dicen querer amar a Dios pero no hacen nada para conseguirlo, como si ese amor fueran a conseguirlo por arte de magia. De estos hay que dudar acerca de su “querer” amar a Dios.

-          Y los que, peores aun, además de lo anterior tienen la poca vergüenza de justificar su conducta no cristiana con eso de “es que a mí Dios no me ha dado tu Fe”. De estos no hay ningún margen de duda sobre su “querer” de amar a Dios…

Termino aquí. Sé que mi aportación de hoy es pequeña, pero si a mí estos consejos me ayudan estoy seguro que ayudarán a otros. Al menos, eso espero.

Aramis