Uno, como docente, se apunta o procura apuntarse a las causas justas. A veces teme que le metan en algo de lo que no puede participar plenamente, aunque en el fondo quisiera. ¿Por qué? Porque hay compañeros de trabajo, muchos de ellos amigos y amigas, más perjudicados que uno, y por ellos hay que dar también la cara.
Hace unos días me llegaron distintos mensajes de correo electrónico acerca del problema de los recortes en la enseñanza pública en todo el Estado, como también su relación con el déficit de la calidad en la misma.
No quiero meterme aquí en las circunstancias políticas, de distinta índole reivindicativa, más o menos justas, oportunas y acertadas, de la convocatoria sindicalista de manifestación a la que asistí esta tarde en Toledo. Nada más lejos de mi intención juzgar este aspecto. Tan sólo quiero fijarme en el despido de 3.200 profesores interinos de la Comunidad de Madrid y de 4.500 profesores en Castilla La Mancha. En total, dice el Sindicato de Estudiantes, que “los planes anunciados supondrán que la escuela pública pierda este curso hasta 15.000 profesores, además de una disminución brutal de los presupuestos necesarios para sostener los gastos corrientes de los centros de enseñanza.”
Se perfectamente que estamos en tiempo de crisis y recortes más o menos necesarios, pero quiero hacerme tres reflexiones y preguntas que quiero compartir:
1) Habida cuenta que en sanidad, seguridad y educación todos somos reticentes en dejar dicha “tijera” para el final, evitando al máximo dañar esas necesidades tan básicas, en el caso imprescindible de hacerlo, ¿qué partidas habrían de ‘tocarse’ primero? ¿El despido de 3.200 profesores interinos de la Comunidad de Madrid y de 4.500 profesores en Castilla La Mancha son sólo un "mal menor y necesario"?
2) Si con anterioridad a las reivindicaciones actuales, no dudo que muy justas, ha habido motivos anteriores más que sobrados para realizar manifestaciones y ‘pitadas’ parecidas a las de ahora, ¿por qué se ha esperado tanto y por qué ahora en comunidades autónomas donde ha habido cambio de gobierno socialista por uno popular? (tal vez no esté del todo en lo cierto en esta afirmación, pues como dice el sindicato de estudiantes “Esta nueva ofensiva, que encabeza la derecha pero que también cuenta con el amparo del PSOE que es el que ha iniciado esta ofensiva brutal contra el gasto social, perjudica tremendamente a las familias trabajadoras que tienen en la escuela pública una opción con la que asegurar un futuro mejor para sus hijos”.)
3) La huelga general de toda la comunidad educativa, duradera y extensa, que se está pidiendo en las distintas comunidades autónomas donde los sindicatos han anunciado movilizaciones (Galicia, 21 y 27 de septiembre; Madrid, 14, 20, 21 y 22 de septiembre; la nacional de Enseñanza Secundaria para el 6 de octubre;…), ¿es la mejor medida de cambio social y de defensa de la educación pública?
Son preguntas muy abiertas, que no implican duda sino diálogo abierto en búsqueda de las mejores soluciones para todos, no políticas, sino sobre todo de solidaridad y bien común, pues no podemos dejarnos instrumentalizar ni aborregar ni engañar por nadie, se llame sindicato, Estado o como sea, sino actuar como la comunidad educativa que somos, también en crisis económica, social y de valores. Y desde ahí, que cada uno, libremente opte por quien, en su fuero interno y desde su opinión, piense que defiende mejor sus derechos como docente.