Pocas personas piensan que, desde que nacen hasta que mueren, lo más importante que tienen que hacer en su corta o larga existencia, es la realización de una película; la de su propia vida. El director y protagonista es el mismo sujeto. El argumento y guión, lo fija el Gran Autor. Cada uno, a diario, lo debe interpretar lo mejor que pueda y sepa. La grabación no depende del intérprete. Otros son los encargados. Lo que importa es que todo se haga según la voluntad del Gran Autor. Él es quien marca el tiempo, el fin y las circunstancias del rodaje. Respeta al máximo la libertad del protagonista, hasta el punto de dejar en sus manos la aceptación, o el rechazo de lo filmado, según el papel, sitio, vocación y circunstancias que a cada uno se le haya asignado. Dos cosas se ha reservado el Gran Autor: La duración-finalización de la cinta y la valorización del conjunto de todo el rodaje. Cada persona tendrá- mientras actúe en el rodaje- muchas oportunidades de suprimir, cambiar o mejorar lo que ha sido grabado. Cuando llegue el FIN de lo grabado, nada, absolutamente nada, podrá cambiarse. Ya todo quedará en manos del Gran Autor.


Amigo lector, sólo de ti depende hacer una hermosa película o una birria, que te abochorne, cuando llegue el fin. Manos a la obra. Estás muy a tiempo.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN