¿No se han preguntado Vds. en algún momento sobre la impresión que un evento de tanta importancia entre nosotros como la JMJ podía dejar en un entorno tan ajeno a él como es el mundo árabe? Pues bien, yo sí me lo he preguntado, lo que me ha conducido a buscar en esa red inconmensurable que es internet, los rastros que el evento haya podido dejar. Lo cierto es que son muchos los medios árabes que tienen página en la red escritas en idiomas accesibles para un lector europeo, sobre todo en inglés, alguna en francés. Yo he encontrado más de veinte, para finalmente sacar la conclusión que de antemano suponía sacaría, esto es, que en los medios árabes el silencio sobre el acontecimiento es la norma general. Lo que no quita para que no haya encontrado algún resultado positivo y cuanto menos curioso.
 
            El Arab News de Arabia Saudí se muestra impresionado sobre las condiciones climáticas en las que tuvo lugar el evento. Así, tras titular “Un millón [de jóvenes] afronta insoportables temperaturas para hacer la vigilia del Papa”, informa de que “los bomberos esparcían agua sobre los asistentes con mangueras” mientras repara en los 40 grados Celsius (104 Farenheit) alcanzados. Añade que “a pesar de la incomodidad, la escena en el aeropuerto de Cuatro Vientos era festiva y colorida, con peregrinos en un arco iris de sombreros bailando, cantando y flameando sus banderas nacionales”. El diario comete errores en la crónica, como decir que se trata de la tercera edición de la JMJ cuando en realidad es la tercera que protagoniza el actual Papa, Benedicto XVI, omitiendo las ocho presididas por su antecesor Juan Pablo II. Del evento dice que “tiene el aspecto de un viaje de camping con un concierto de rock que dura una semana, con bandas de peregrinos ataviados con sus banderas que deambulan por las calles de un Madrid que de otra manera estarían vacías, para participar en sesiones de oración, misas, hitos culturales y eventos papales”.
 
            Curiosamente, dedica mucho espacio, al nombramiento anunciado por el Papa de San Juan de Avila como doctor de la Iglesia, explicando incluso en qué consiste categoría tal. Y naturalmente, como la generalidad de los medios mundiales, se hace eco de los desórdenes producidos por los jóvenes que algunos han dado en llamar laicos, como si no hubiera millones de laicos entre los peregrinos participantes en la JMJ.
 
            El Golf Times de Qatar por su parte, titula “El Papa llama a los jóvenes a expandir el Evangelio” y en el texto informa: “El Papa Benedicto XVI urgió a un millón y medio de jóvenes en una misa dominical en un aeródromo, a expandir el Evangelio a los demás en el último día de la visita papal de cuatro días a la capital española marcada por las protestas violentas”. Añade a continuación: “Cientos de españoles, incluídos sacerdotes, tomaron las calles a principios de la semana para protestar por el coste de alojar un evento religioso privado”. Se fija particularmente en un mensaje del Papa. “El Papa dijo a los peregrinos de 193 países que les había sido dada la extraordinaria tarea de ser misioneros de Cristo en otros países llenos de jóvenes buscando mejores valores”. Así como en la parte de su mensaje que el Papa se dejó sin leer en Cuatro Vientos a causa del temporal en la que “hacía una velada crítica de la legalización en España del matrimonio gay y del aborto”, explicando: “España se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio gay en 2005, y el Primer Ministro José Luis Rodríguez Zapatero dio facilidades a las mujeres para poner fin a embarazos indeseados en 2010”. Se muestra el diario igualmente impresionado por los eventos climáticos acontecidos en la noche en la que se iniciaba la vigilia –quizás por eso no es casual que explique lo que significa Cuatro Vientos [Fourt Winds]-, de la resistencia del Papa y de los peregrinos, y de lo ocurrido en una de las tiendas, que define así: “Una de las diecisiete tiendas levantadas para la Adoración de la Eucaristía, en la cual los fieles adoran el santo sacramento, colapsó, hiriendo a siete jóvenes que fueron llevados al hospital, incluída una chica que se rompió la pierna”.
 
            El Oman Observer por su parte, sólo se hace eco de la detención del mejicano que quería atentar contra los manifestantes anti-papa. Añade que “el diario El País dijo que la policía no tiene pruebas de que el sospechoso fuera capaz de ejecutar el atentado, pero quería evitar incluso la posibilidad de un ataque frustrado que pudiera producir el pánico”.
 
            Caso distinto es el del Daily Star libanés, y es que, como se sabe, Líbano es el país árabe con un mayor número de cristianos, más de un tercio de la población, con un reconocimiento incluso constitucional. Pues bien, el citado diario, probablemente cristiano o al menos no confesionalmente musulmán, sí ha hecho un seguimiento cercano del evento. En su primera crónica se hace eco del llamamiento del Papa antes de su llegada a España de que la economía no es sólo para el beneficio económico y que no debe funcionar como “auto-regulada”. En esa misma crónica cifra le número de católicos en el mundo en 1.200 millones. Se fija en la gran multitud de personas que vitoreaban al Pontífice en los alrededores de sus trayectos por Madrid de los que dice gritaban “¡Larga vida al Papa!” y “¡Benedicto, Benedicto!” (me pregunto donde oyó el cronista esos gritos), así como el celebérrimo “Esta es la juventud del Papa”.
 
            En más de una de sus crónicas, se hace eco de los disturbios causados por los papófobos(1). En una de ellas recoge el curioso testimonio de un peregrino dominicano que argumenta contra las protestas de este modo: “Nosotros también tenemos crisis económica en Latino América. No se puede imaginar Vd. lo que significa ahorrar durante dos o tres años para pagar un billete y poder venir aquí a testimoniar nuestra fe”. El argumento no será bueno en lo que a objetar a los papófobos se refiere, pero es bien indicativo de lo que para muchos de los que han venido a Madrid ha representado esta JMJ con Benedicto XVI.
 
  
            (1) Reflexión personal: impresionante el ruido mediático que un eventos tan insignificante como lo ocurrido en la Puerta del Sol puede llegar a hacer. Tendrán que agradecérselo estos papófobos al Papa, porque si no es contra él, los doce manifestantes y medio que son no consiguen aparecer en tantos medios del mundo ni en mejor de sus sueños.