La frase la he visto de reclamo en la portada de un diario nacional. A un octogenario como yo, le puede impactar, de momento. Alargar la vida unos añitos siempre es de agradecer. Pero pronto, el recuerdo de la Ley de la Muerte digna, “eutanasia”, que Rubalcaba se propone aprobar antes de despedirse del poder, me ha vuelto a la realidad. Los socialistas no descansan, con tal de sacar adelante sus proyectos antivida. Dieron la Ley del aborto libre, para impedir la vida al ser más indefenso e inocente. La ley del divorcio “exprés”, para hacer la vida imposible a cualquiera de la pareja. La ley del “gaymonio” para poder adoptar los hijos de los demás. La Ley de la eutanasia o de la muerte “indigna” para que los mayores rehúyan la hospitalización y busquen el r.i.p o el descanso eterno.
En alguna nación europea, Holanda entre ellas, los mayores pudientes escapan de los médicos, siempre listos para darles el pasaporte para el más allá. Y me digo yo: ¿Es este el futuro halagüeño que nos aguarda a los mayores españoles?.¿Por qué arremeten contra la fe cristiana que da la esperanza segura de que la vida no termina sino se trasforma y prolonga feliz, por toda la eternidad?. Conste que esto no es un consuelo paliativo de la finitud universal, sino la realidad más hermosa del mensaje de Cristo resucitado. Sí, viviremos todos no solo 100 años, sino la misma vida de Dios.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.