Les reproduzco a continuación la declaración que dieciséis de las principales fortunas francesas han publicado y que reproduce el periódico francés Le Nouvel Observateur:
“Nosotros, presidentes o dirigentes de empresas, hombres y mujeres de negocios, financieros, profesionales o ciudadanos acaudalados, desemaos la instauración de una “contribución excepcional” que afectaría a los contribuyentes franceses más favorecidos. Esta contribución sería calculada en proporciones razonables, en la preocupación de evitar efectos económicos indeseables tales como la fuga de capitales o el aumento de la evasión fiscal.
Somos conscientes de los beneficios que proporciona el modelo francés y el ambiente europeo al cual estamos vinculados y a cuya preservación deseamos contribuir. Esta contribución no es una solución en sí misma: debe inscribirse en un esfuerzo global de reforma, tanto sobre los gastos como sobre los ingresos.
En el momento en el que el déficit de las finanzas públicas y las perspectivas de agravación de la deuda pública amenazan el porvenir de Francia y de Europa, en el momento en el que el Gobierno demanda de todos un esfuerzo de solidaridad, nos parece necesario contribuir”.
Y firman:
Jean-Paul Agon, Presidente de L’Oréal; Liliane Bettencourt, accionista de L’Oréal; Antoine Frérot, Presidente de Veolia Environnement; Denis Hennequin, Presidente de d’Accor; Marc Ladreit de Lacharrière, Presidente de Fimalac; Maurice Lévy, Presidente de Publicis; Christophe de Margerie, Presidente de Total; Frédéric Oudéa, Presidente de Société Générale; Claude Perdriel, Presidente del Consejo de Administración del Nouvel Observateur; Jean Peyrelevade, Presidente de Leonardo & Co France; Franck Riboud, Presidente de Danone; Stéphane Richard, Presidente de Orange; Louis Schweitzer, Presidente de Volvo y de AstraZeneca; Marc Simoncini, Presidente de Meetic, fundador de Jaïna Capital; Jean-Cyril Spinetta, Presidente de Air France-KLM, Presidente del Consejo de Administración de Areva; Philippe Varin, Presidente del Consejo de Administración de PSA Peugeot Citroën.
Da que pensar, ¿no les parece? No es de todas maneras la primera vez que cosas similares han ocurrido en la historia del mundo: dignas de recordar en momentos como éstos, las aportaciones en trabajo realizadas por los alemanes al terminar la Segunda Guerra Mundial; o el mucho oro que al terminar nuestra guerra fratricida aportaron tantas personas anónimas para la recuperación de las depauperadas arcas de la nación, un gesto al que tantos ahora buscarán ahora lecturas torticeras. Por no hablar de los que entregaron tantas veces no sus bienes, sino su misma vida por solidaridad y por patriotismo.