Beato Narciso de Estenaga y Echevarría
Dadas las cualidades excepcionales que le adornaban, pronto fue nombrado canónigo de la catedral primada. El 20 de noviembre de 1922 fue elegido obispo de Ciudad Real, donde hizo su entrada el 12 de agosto de 1923. La consagración fue en la Basílica de la Milagrosa en Madrid y tuvo lugar el 23 de julio de 1923. Actuaron como se ve en la foto como primer consacrante el Cardenal Reig, junto con Monseñor Melo y Monseñor Eijo. En la foto del diario ABC el Beato aparece sentado.
Verdadero hombre de espíritu, que transmitía con sus obras y palabras, la actividad del nuevo prelado se extendió a todos los campos. Se conserva esta foto del Beato Narciso de Estenaga con Santa Ángela de la Cruz.
Cuando la situación se complicó, sobre todo a mediados de julio de 1936, y peligraban las personas de Iglesia, algunos amigos ofrecieron, al Sr. Obispo y a su familiar la posibilidad de ponerse a salvo abandonando la diócesis, lo que no aceptaron. Como diría el Prelado: “mi puesto está aquí”. Nuevamente el día 26 ó 27 les ofrecieron la posibilidad de marcharse, y su respuesta fue la misma: “aquí está mi puesto”.
El 5 de agosto un grupo de milicianos armados asaltaron el obispado, donde él residía, y empezaron un registro meticuloso. El Sr. Obispo defendió el Sagrario de una profanación inminente. En un momento dado amenazaron con matar al Prelado, quien, de rodillas, les dijo: “matadme”. Pero no lo hicieron.
El 12 de agosto los echaron fuera del obispado y fue acogido por una familia amiga, con quien permaneció hasta el 22 de agosto. Le acompañaba su secretario, don Julio Melgar. Ese día los milicianos asaltaron la casa y se llevaron a los dos, que no opusieron la menor resistencia.
Conducidos a las cercanías de Peralvillo del Monte, a orillas del Guadiana y a ocho kilómetros de Ciudad Real, los fusilaron. Don Narciso tenía 53 años y don Julio Melgar tenía 36 años. Al día siguiente sus cadáveres fueron vistos por un testigo, que los reconoció. Llevados al depósito del cementerio, los colocaron en dos sencillas cajas de madera y los trasportaron a la sepultura del Cabildo, donde fueron enterrados. El 10 de mayo de 1940 el cadáver de don Narciso fue sepultado en la catedral.
Beato Julio Melgar Salgado
Os recomendamos la obra de don Francisco del Campo Real, encargado de la Oficina para las Causas de los Santos del Obispado de Ciudad Real.