-Un regalo incomparable del amor infinito de Dios al mundo, a la Iglesia, a España.

-Una nueva Pascua-paso del Señor- para Madrid y sus habitantes, sin exclusiones.

-Un Pentecostés juvenil, expandido por los mass media de repercusiones mundiales.

-Una prueba de la presencia de Dios, Padre de todos, que quiere la salvación de todos.

-Un brote claro de una nueva primavera espiritual para nuestro mundo ciego y dividido.

-Una llamada a la conversión personal, familiar, social, global e institucional de todos.

-Una muestra al mundo de lo que es capaz España unida, cuando es fiel a sus raíces.

-Un fuerte revulsivo para los que viven de espaldas a Dios y mirándose el ombligo.

-Un signo de esperanza y solidaridad para este mundo convulso y materialista.

-Una lección inolvidable de fraternidad de cuantos participaron en el evento.

-Una evidencia de que para Dios nadie sobra y todos tienen su tarea y responsabilidad.

-El colofón mejor de una vida plena al servicio de Dios, el Papa, España y los españoles de un gran cardenal, alma y vida de este evento, monseñor Rouco Varela.

Por todo esto y mucho más…¡TE DEUM LAUDAMUS¡.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN