He entresacado de un artículo del semanario Alba la siguiente lista de actos violentos:
· A un matrimonio de ancianos le rompieron las ventanas de su casa.
· A una mujer que dejaba su vehículo aparcado le pincharon las cuatro ruedas y le destrozaron las lunas del coche.
· A otros les hicieron pintadas en el garaje.
· Se generalizaron las “huevadas” en las casas y contra los miembros de varias familias.
· A la salida de una iglesia un grupo de personas fueron insultadas, les lanzaron café caliente, soda y alcohol.
· Enviaron a particulares cientos de llamadas y emails con amenazas de muerte… e incluso la foto de una persona apareció en la clásica avioneta de playa con la expresión: “fanático”.
¿Qué personas eran objeto de esta violencia y por parte de quién?
¡Los atacados eran donantes y los que atacaban activistas pro-gays!
Resulta que el estado de California ha publicado en una web los nombres, apellidos y dirección de todos aquellos que han donado más de 100 $ a una campaña en defensa del matrimonio entre hombre y mujer. Esta circunstancia ha permitido a estos vándalos pro-gays la elaboración de listas negras y organizar toda una campaña de acoso y ataque contra estos donantes.
Pues bien. No me sorprende. Lo esperaba. No es más que un síntoma de la 3ª fase en la que nos encontramos frente a este peligroso lobby rosa:
- Primera fase: No me margines. Soy víctima.
- Segunda fase: Somos iguales. Sé tolerante.
- Tercera fase: Soy superior a ti. Sométete o desaparece.
Parece una maldición de la Historia el que cuando un grupo perseguido consigue el reconocimiento de sus derechos no se detenga y quiera, contra toda lógica y derecho, imponerse a los demás. Es en esta tercera fase donde este poderoso sector, ahora dominante dentro de los gays (nótese que no me refiero a los homosexuales en general donde, por cierto, hay muy significativas excepciones) quiere imponernos a todos, de forma absolutamente excluyente, su horrible y disparatada ideología de género, condenando con la etiqueta de “homófobo” a todo aquel que no la acepte y combatiéndolo incluso con la violencia.
Y los cristianos (la Iglesia Católica) somos el objetivo.
Quiera Dios que, en el futuro, estos insensatos abusos no den lugar a que llegue la Cuarta fase, es decir, a que provoquen una reacción que dé lugar a una persecución. Entonces, paradójicamente, como tantas otras veces y como ocurrió en la Alemania nazi o en la Rusia y China comunistas, será en la Iglesia (que tanto denostan) en la que encuentren comprensión, amparo y protección. Pero, desgraciadamente, la Historia muestra que no será así. No se detendrán.
Si aún no es consciente de la situación le aconsejo como primera medida que se lea este interesante artículo: http://www.conoze.com/doc.php?doc=9204, pues lo peor que le puede ocurrir en esta tercera fase de “desencuentro” es no estar avisado.
Porthos.