Cuando el hombre cayó en el pecado y perdió la intimidad con Dios, comenzó a confundir a Dios con otras cosas y a darles culto como si fueran dioses. Este culto se representaba frecuentemente con esculturas o imágenes. Los Israelitas eran una minoría rodeada por pueblos idólatras. Dios quiso protegerlos de esas prácticas pero ellos frecuentemente caían en ellas. Los profetas, especialmente Oseas, Jeremías y Ezequiel hablaron en nombre de Dios para prohibir la idolatría y se llevaron a cabo muchas reformas para purificar las malas prácticas (cf. 2 R 23: 414).
¿QUÉ ES UN ÍDOLO SEGÚN LA BIBLIA?
Los pueblos antiguos tenían muchos dioses a los que adoraban y representaban con distintas imágenes a las que adoraban y aunque no las adorasen, en ellas adoraban al dios que representaban. Éstos eran los ídolos o falsos dioses.
Los israelitas copiaban de los paganos la adoración a los falsos dioses. Los paganos tenían dioses para todo, el dios de la fertilidad, el de los bosques, el de la guerra, el del vino, el del amor… Los israelitas compaginaban el culto a Dios y a los ídolos. Esto lo rechazaba Dios con fuerza. Quería ser adorado como único Dios. De ahí, el precepto: “No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso” (Ex. 20, 3-5). Es lo que dijo Jesús cuando fue tentado por el demonio: “Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (Mt. 4, 10).
El gran pecado de Israel fue cuando se construyó un becerro de oro para adorarlo. “Cuando el pueblo se reunió en torno a Aarón y le dijeron: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos qué ha sido de Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto” (Ex. 32, 1). Éste es el gran pecado del pueblo, construirse un ídolo para que le acompañase y le defendiese de sus enemigos. Se sentían desamparados viendo que otros dioses acompañaban y ayudaban a los otros pueblos ante los cuales se sentían indefensos porque estos pueblos tenían sus dioses que les ayudarían, y se inventaron su dios. Es cuando Aarón “hizo un molde y fundió un becerro. “Entonces ellos exclamaron: “Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto” (Ex. 32, 4).
La idolatría es lo que Dios prohibe a su pueblo. Y es lo que prohíbe también la Iglesia y cualquiera que tenga dos dedos de frente lo entiende. También lo prohíben todas las religiones cristianas porque eso nos haría volver al politeísmo de tiempos pasados.
Lo que Dios prohíbe es adorar a las imágenes y, por tanto, construirlas y tenerlas para adorarlas, según hemos visto. Porque Dios manda también construir imágenes, como veremos en el próximo artículo.
José Gea