Aquí tienes todo lo que tengo. Nada especial,
pero son cosas a las que he ido tomando cariño:
estas manos que escarban entre las palabras
el designio de mi vida en tu vida;
esta mirada cada vez más curiosa
de formas, de bahías y de sueños;
estos libros donde siempre te acabo leyendo
(perdóname que sean tantos y tenga tan poco remedio);
este teléfono donde suena tu voz
que me llama por mi alma;
esta casa, donde cada ventana se asoma
a la belleza de esa luz y de ese cielo;
este espejo donde contemplo por las mañanas
el poso del tiempo en la espuma de su nostalgia;
y estos versos que alguna vez soñaron con ser poesía.
Todo es tuyo. Más tuyo que mío.