Hace unos días estuve visitando el castillo de Calatrava la Vieja, sede muchos años de la orden de Calatrava. Y estando en lo alto de las murallas, mirando al horizonte, impresiona pensar en aquellos días en que cristianos convertidos en soldados-monje entregaban sus vidas por la defensa de Cristo y el cristianismo hasta el punto de luchar contra tres enemigos cada uno si fuera preciso (sólo rehusaban si eran más de tres, ¡así de valientes eran!). Pero no contentos con luchar en su propia tierra, decidieron ser "cruzados", y se iban a miles hasta Tierra Santa para recuperar lo que los musulmanes les robaron a fuego y espada.
Siglos más tarde, tal día como hoy 7 de septiembre, se libró la batalla de Lepanto, liderada por D. Juan de Austria y secundado por hombres de una pieza, todos ellos de profundo amor a Dios y entregados a Su causa. Aquella hazaña (¡vaya si lo fue!) se llamó "la última cruzada" y Louis de Wohl lo cuenta genialmente en su libro "El último cruzado".
Y otra vez siglos más tarde, nos encontramos aquí tu y yo, recordando todas estas hazañas. Pero ¿sólo para admirar a aquellos héroes? ¿O para imitarlos? Porque nosotros también estamos inmersos en una cruzada, o mejor dicho dos.
Una contra los enemigos de fuera del cristianismo que son innumerables: comunistas, marxistas, liberales, ateos, lobbies múltiples, y colectivos ideológicos de todos los colores habidos y por haber. Todos con un interés en común: destruir a la Iglesia y someter a los cristianos a sus dictámenes.
Y otra contra la extendidísima plaga que está dentro del cristianismo: el "semicristianismo". Esto es, un tipo de cristiano que pasa por serlo pero que no tiene más que el nombre. Tan perniciosos son que lo llamamos "la herejía sin nombre", y que ya explicamos con detalle allá por 2013.
Mucho me temo que D. Juan de Austria no fue el último cruzado. Somos tú y yo. Y aquél de allí, y ese otro de más allá, y aquellos también...
¿Responderás a la lucha?
Los Tres Mosqueteros