En recientes declaraciones, el Rev. Jonathan Gledhill, Obispo de Lichfield (Inglaterra) ha invitado al clero de la Iglesia anglicana a que los oficios dominicales no duren más allá de... ¡50 minutos! Y es que actualmente, dichos oficios vienen durando ¿adivinan Vds. cuanto? Pues bien... ¡una media de 90 minutos! ¡Hora y media de oficio! Alcanzando algunos de ellos ¡hasta dos horas!, que han llevado al monseñor a declarar, probablemente asistido de toda razón, que semejantes duraciones “confunden” a personas que no son practicantes habituales.
El espontáneo y sincero obispo inglés aún añade: “A veces me encuentro a mi mismo pensando que ésta es la mejor manera de decirle “lárgate” a la gente joven que viene a visitarnos”. Y probablemente se quede corto el buen prelado y no se trate sólo de la gente joven.
Aparentemente, no siempre duraron tanto los servicios anglicanos, si bien siempre anduvieron por la hora de duración. Como quiera que sea, la media de asistencia dominical a las iglesias decayó entre los anglicanos, según los últimos datos conocidos, desde las 960.000 en 2008 a las 944.000 en 2009, lo que en opinión del obispo, podría estar directamente relacionado con la inusitada duración de los servicios. Y eso que otros factores tales como el entonado de cánticos en las iglesias han comportado, por el contrario, el retorno a ellas de un porcentaje significativo de fieles.
Y luego diremos los católicos que nuestras misas son largas, cuando las más “extensas” se alargan hasta los tres cuartos de hora y, la media general apenas supera la media horita.
Eso sí, tampoco somos ajenos ni insensibles los católicos al embellecimiento de la ceremonia mediante cánticos bien entonados y bien trabajados, no confundir con ciertas voluntariosas corales que más bien invitan a abandonar las iglesias que a entrar en ellas.
Y puesto que en ello estamos, permítanme hacerles una recomendación: las misas del primero y el último domingo de mes en la Iglesia de San Pablo de la Cruz, (Avenida de los Madroños, 40, Madrid). ¿Y por qué precisamente tales misas? Pues bien, porque más allá de los trabajados y comprometidos sermones de sus párrocos, la del primer domingo de mes viene amenizada por una maravillosa coral compuesta de varias voces e instrumentos, el Grupo Alborada, con un completo repertorio de música eclesiástica excelentemente interpretado por verdaderos profesionales, que hace las delicias de los feligreses de la iglesia. Y la del último domingo de mes, por idéntica razón pero con un estupendo coro rociero(1).
Imagino que una gran mayoría de Vds. estará de acuerdo conmigo en que la belleza no tiene porque estar reñida con la devoción, y en que, antes al contrario, puede constituir uno de los más adecuados caminos hacia ella. Siempre fue así y no tiene porqué dejar de serlo. Les ofrezco por ello este tablón de anuncios para que nos informen, si lo estiman oportuno, de otras iglesias en Madrid o fuera de ella, en España o fuera de ella, donde los feligreses puedan acudir a una ceremonia eucarística especialmente interesante por la razón que sea.
(1) Ojo con estas fechas veraniegas en las que ambos grupos toman un merecido descanso.