¿Quién no ve que primero es pensar que creer? Nadie en efecto cree, si antes no piensa que se debe creer... Es preciso que todo lo que se cree, se crea después de haberlo pensado (San Agustín. Tratado sobre la predestinación de los Santos 2, 5).
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Seguramente le parecerá que esta frase de San Agustín se contradice con las palabras de Cristo a Santo tomas. "Le dice Jesús: [ A Tomás] «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»" (Jn 20,29). Pero no es así.
Una Fe sin reflexión es una Fe congelada e incapaz de transmitirse a los demás y dar frutos. Dios quiere para nosotros una Fe viva y activa, no una fe que se desentiende de su coherencia. En la parábola de los talentos. ¿Quién se desentiende de la responsabilidad que ha depositado el dueño en él? El que guarda su talento para devolverlo tal cual. Quienes actúan correctamente son los otros dos depositarios, ya que devuelven más y lo hacen en proporción a lo recibido. Si no reflexionamos sobre la Palabra de Dios, la Tradición y Doctrina ¿Dónde vamos? ¿Sin reflexión es posible enraizar las virtudes de la Fe, Esperanza y Caridad?
Ahora, pensar la Fe no es manipularla ni trastocarla según nuestros gusto y tendencias del momento. Se trata de colaborar con Cristo para convertirnos según la Fe y no convertir la Fe para que se adapte a nosotros.