A penas tienen siete meses de vida. La gestación sucedió con la ilusión e incertidumbre típica de estos casos, con alguna complicación, pero nada fuera de lo normal.
De parto natural -que inundó de alegría a todos los que formamos su familia-, rápido y sencillo, aunque sin epidural, a esta pequeña vida de la Iglesia, de vocación contemplativa, se le ha caído el techo de la capilla, lo cual no deja de tener su gracia. Una contemplativa sin capilla es parecida a un Fernando Alonso en un coche sin carrocería. Puede conducir, incluso puede ganar, pero no es plan.
Las razones del derrumbe son confusas. Mientras la versión oficial dice que fueron las inundaciones de mayo lo que tiró el techo abajo, otras fuentes afirman que ha sido tal la lluvia de bendiciones, que no de granizo, lo que no ha soportado la pequeña estructura. Así responde el cielo al ruego de sus hijas, y la verdad, aunque no se les hubiese caído el techo, las hermana de Iesu Communio ya no cabían en la capilla. Ni ellas, ni nosotros. Así que bienvenida sea la caída del techo, porque así nos dan la oportunidad de, entre todos, construir un templo nuevo.
Para ello, como informa ReL, han puesto a disposición de los benefactores que quieran echar una mano, un número de cuenta en Caja Círculo, en la que figura como titular Iesu Communio. El número de cuenta es 2017 0022 97 0000000732 (Concepto: Ayuda para el Templo).