Estamos en la cuenta atrás de unas jornadas que pueden ser históricas y trascendentes para el futuro espiritual de la Iglesia, de España y de la juventud global.
Desde hace meses se vienen preparando con detalle y minuciosidad, a todos los niveles, el feliz resultado material y espiritual de estas fechas. Prioridad absoluta-como no podía ser por menos- de la oración personal y comunitaria, en incontables comunidades cristianas de vida activa y contemplativa de casi toda la Iglesia católica, de las familias y de almas escogidas. No se olvide el slogan bíblico: “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles”.

Es de esperar el incremento de oración, según se aproxime la fecha del evento religioso. Por supuesto, que en esto, como en otras realidades sufridas no hay mucho en nuestro país, no faltará la oposición rabiosa del Maligno. Se podrá ésta dar con el boicot de algún medio y con especiosos argumentos, minimizando el éxito de las jornadas. Algún observador fiel de la realidad ya lo ha hecho notar. No temamos. Los enemigos ignoran que no estamos solos. Alguien, Jesús, el Hijo de Dios, nos dejó dicho: “ No os dejaré solos. Estaré con vosotros hasta el fin”.

Una humilde y sencilla propuesta: Que sean los jóvenes los protagonistas con el Papa, de este encuentro global. Recalco lo de “jóvenes”, no adolescentes ni peques.

MIGUEL RIVILLA SAN MARTÍN