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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.
Unión de intimidades.
Qué maravilla el Evangelio. La Palabra. Qué don de Dios tan inmenso. En Ella Él nos muestra Su misterio, Su Corazón, Sus planes, Su Amor a mí, Su Amor a mi esposo...
En la oración conyugal del Evangelio diario podemos ir creando esa relación de intimidad juntos ¡Con Dios! Sentirnos hijos del Padre, hijos de la misma Madre, esposos del Esposo, impregnados del Amor del Espíritu Santo hasta la médula.
Ya no me siento siervo, me siento familia de Dios, y experimento cómo Él nos une y así, siendo uno, nos va incorporando a Su Corazón.
Ahora nuestro Matrimonio es casa de oración en todo momento.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Carola: Alberto, tú y yo hablamos de muchas cosas a lo largo del día, menos de lo más importante, que es Dios.
Alberto: Hoy me ha emocionado ver cómo el Señor entraba en ti en la comunión.
Carola: He pensado que en vez de hablar de otras cosas, me gustaría hablar más de Él y saborear Su presencia ¿Qué te parece?
Alberto: Me parece que voy a ir encargándome un hábito trapense.
Carola: Jajaja Pues mira, no te sentaría nada mal. Jajaja. Qué bromista eres. Me encanta.
Alberto: Bueno, ya en serio, sé que me va a costar, porque me da cierta pereza, pero es cierto que, cuando Él está entre nosotros nos une de una manera muy especial.
Carola: Gracias, Alberto. Eres maravilloso.
Madre,
Que nuestro Matrimonio sea casa de oración. O hablar de Dios y de Sus cosas o ¿Para qué hablar? Alabado sea por siempre.