250 mártires valencianos
La tercera parte del informe de Hispania Martyr habla de otros dos mil mártires más que se hallan en diferentes situaciones jurídicas. Son procesos que están en la llamada fase diocesana. También aquellos otros procesos que han entregado en Roma las dos copias, el “Trasumptum” y la “Copia pública” y están redactando la “Positio”. A lo largo de los próximos artículos presentaremos dichas Causas.
Empezamos con la archidiócesis de Valencia: se trata de la Causa del Siervo de Dios Miguel Payá Alonso de Medina y 249 compañeros, sacerdotes y laicos. Fue introducida por el cardenal Agustín García-Gasco, recientemente fallecido.
Empezamos con la archidiócesis de Valencia: se trata de la Causa del Siervo de Dios Miguel Payá Alonso de Medina y 249 compañeros, sacerdotes y laicos. Fue introducida por el cardenal Agustín García-Gasco, recientemente fallecido.
La Causa fue abierta en junio de 2004
En el año 2008 la Santa Sede concedió la "prórroga de competencia" y el "nihil obstat", para el proceso de beatificación de 250 mártires valencianos que perdieron la vida por su fe durante la persecución religiosa, entre 1934 y 1939, en diferentes localidades españolas de la arquidiócesis de Valencia.
Se trata del grupo más numeroso de mártires valencianos al que se le abre un proceso de canonización, y del segundo en orden cronológico, después del integrado por 226 cristianos valencianos que fueron ya beatificados por el Beato Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, en la plaza de San Pedro, en el Vaticano.
La causa es encabezada por el que fuera vicario general de la arquidiócesis y deán de la Catedral de Valencia, Miguel Payá Alonso de Medina, al que se suman 249 compañeros mártires (183 sacerdotes, 6 religiosos, 4 religiosas y 57 laicos).
http://newsaints.faithweb.com/martyrs/MSPC54.htm
El monaguillo valenciano Antonio Ferrer Rodrigo es el mártir más joven de este nuevo grupo. Antonio fue torturado y fusilado por recriminar la actitud de unos milicianos que saqueaban la iglesia de su pueblo, en la que ayudaba al párroco. El jovencito había logrado esconder en su casa algunos objetos de culto para salvarlos de la profanación, entre otros, un cáliz y una cruz procesional, pero al ver cómo los asaltantes encendían una hoguera y arrojaban a ella una imagen del Sagrado Corazón, “no pudo contenerse y comenzó a recriminar a los milicianos”. Horas después fue detenido, junto con su padre, que no quiso abandonarlo, y ambos fueron fusilados el 2 de diciembre de 1936.
El monaguillo valenciano Antonio Ferrer Rodrigo es el mártir más joven de este nuevo grupo. Antonio fue torturado y fusilado por recriminar la actitud de unos milicianos que saqueaban la iglesia de su pueblo, en la que ayudaba al párroco. El jovencito había logrado esconder en su casa algunos objetos de culto para salvarlos de la profanación, entre otros, un cáliz y una cruz procesional, pero al ver cómo los asaltantes encendían una hoguera y arrojaban a ella una imagen del Sagrado Corazón, “no pudo contenerse y comenzó a recriminar a los milicianos”. Horas después fue detenido, junto con su padre, que no quiso abandonarlo, y ambos fueron fusilados el 2 de diciembre de 1936.
Una de las historias más dramáticas de este grupo de mártires es la de Hortensia Serra Poveda, asesinada a los 29 años de edad, cuando estaba embarazada de nueve meses del que iba a ser su primer hijo y pidió que la mataran después de dar a luz para poder bautizarlo, solicitud que le fue denegada.
De los 179 sacerdotes incluidos en la causa, 12 eran mayores de 70 años cuando fueron asesinados, mientras que el más joven, José Vicente Chulilla, tenía sólo 25. Todos fueron martirizados en 1936 a excepción de Juan Puertes Ramón, que fue asesinado en 1934, cuando era vicario general de la diócesis de Oviedo en octubre de 1934.
Entre los 57 laicos mártires, la de mayor edad era una anciana de 80, Julia Mateu Ferrer. Entre el grupo de laicos mártires hay también ocho amas de casa valencianas.
La ejemplaridad de la Archidiócesis de Valencia
La Archidiócesis de Valencia ha sido ejemplar desde el primer día en el tema de los procesos abiertos para la posible canonización de los mártires de la persecución religiosa.
Durante la persecución religiosa republicana la Archidiócesis de Valencia pagó uno de los mayores tributos de sangre:
· 361 sacerdotes
· 373 hombres y mujeres de Acción Católica
· 93 mujeres de Acción Católica
· Varios centenares de religiosos de diversos institutos masculinos y femeninos.
Impulsados por los arzobispos Marcelino Olaechea (1946-1966) y el Siervo de Dios José María García Lahiguera (1969-1978); como por los sacerdotes encargados de las diferentes Causas; así como por el presbiterio diocesano y el Foro de Laicos, lo mismo que por las respectivas órdenes y congregaciones religiosas, Valencia dedicó todas sus energías para que muchos de los procesos concluyeran con la gran beatificación del 11 de marzo de 2001 y ahora mantiene el esfuerzo con este nuevo proceso de 2004.
El testimonio de sus mártires (especialmente los ya reconocidos por la Iglesia) ha sido utilizado como instrumento de evangelización, especialmente en los campos de la catequesis, de la pastoral juvenil y de la promoción vocacional.