Joven cristiana secuestrada, violada, obligada a convertirse al Islam y a casarse con un musulmán
La web católica AsiaNews.it ha comunicado el 12 de mayo de 2001 que en Pakistán, la joven Farah Hatim, 24 años, fue secuestrada y convertida por la fuerza al Islam. Aunque su familia denunció el secuestro a la policía; el cuerpo policial en connivencia con los políticos están protegiendo a los culpables.
Un sacerdote católico ha declarado que el creciente número de incidentes anti-cristianos es "alarmante".
Farah Hatim, del sur de Punjab, fue secuestrada por un hombre musulmán que después de la obligó a convertirse al Islam, también la obligó a casarse con él.
Activistas de derechos humanos confirman que la región de Pakistán, donde vive la joven cristiana, es un "refugio seguro para los islamistas que cometen abusos y secuestros contra las cristianas con total impunidad".
Su secuestrador es Zeehan Iliyas, un joven musulmán que trabaja como cadete en una sucursal local de la United Bank Ltd. con la ayuda de sus hermanos e Imram Gulfam, secuestró a la joven, ordenándole a convertirse al Islam y casarse con él.
La madre de la joven enfermera cristiana dice que los musulmanes que secuestran jóvenes cristianas actúan con total impunidad debido a que están respaldados por miembros locales del partido gobernante de la Asamblea Nacional.
La policía pakistaní se niega a admitir a trámite las denuncias de secuestro de las jóvenes cristianas.
El día después del secuestro, la comunidad cristiana local se reunieron en torno a la familia de la joven secuestrada y empezó a protestar contra la violencia y la complicidad de la policía local.
Sin embargo, el retraso de las diligencias policiales permitió a los secuestradores de Farah Hatim dar tiempo y alegar que se había convertido al Islam y que se casaría con Zeehan Iliyas.
Según la Shari´a la declaración de un hombre vale más que la de dos mujeres, y si son cristianas, no vale nada.
Líderes cristianos de Pakistán afirman que el sur del Punjab es un refugio seguro para los islamistas y que la policía y las autoridades locales protegen a los delincuentes musulmanes en sus fechorías contra los cristianos.
La conversión forzada es aceptada como totalmente válida por el Corán y por todas las escuelas de jurisprudencia islámica.
En caso de que la joven enfermera afirmase que es cristiana, sería considerada apóstata, y el castigo islámico para la apostasía es la pena de muerte.