Alfonso Aguiló ha escrito un bonito artículo en IDEAS CLARAS.ORG titulado DIOS NO CABE EN MI MENTE que me ha sugerido estas ideas.

Dice el agnóstico que él no puede creer en lo que no cabe en su mente, y que por eso no cree en Dios. Que él sólo acepta lo que puede comprobar personalmente.

Primero: Es lógico que Dios no quepa en la mente del agnóstico, dada la pequeñez de nuestra mente.
Pero eso no significa que Dios no exista.

Tampoco un niño que está aprendiendo las cuatro reglas entiende las integrales, las derivadas y los logaritmos.
Y tampoco nosotros entendemos los agujeros negros del cosmos.

Y eso de que sólo acepta lo que puede comprobar personalmente, tampoco es así. Muchas cosas las tenemos que aceptar por lo que nos dicen: por ejemplo la composición de una medicina, la fecha de nuestro nacimiento; e incluso las personas de nuestros propios padres.

Segundo: esa dificultad en aceptar a Dios más que por motivos racionales es por motivos morales. Dios estorba porque exige rectitud moral, y no siempre podemos hacer lo que nos gusta.

Si los principios morales dependieran de la Física en lugar de depender de la Religión, ellos discutirían las leyes de la Física, no las religiosas.

Por otra parte, el agnóstico puede tener dudas de la existencia de Dios, pero no puede tener seguridad de que no existe.

En un cementerio había una lápida que decía: “He vivido en la duda. No sé a dónde voy”.
¡Qué triste!

Los creyentes sí sabemos a dónde vamos, y por eso vivimos con esperanza y morimos con paz; porque hay razones para creer en Dios.

JORGE LORING, S.I.