22 de febrero de 1931. Jesús, confío en Ti
Entre la Quas primas (11 de diciembre de 1925) y la guerra civil española de 1936, en la lejana Polonia Nuestro Señor Jesucristo se aparecía a Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia, que en la actualidad forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmitió al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presentó el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.
Sor María Faustina, extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios, murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años.
Había sido el 22 de febrero de 1931 cuando Santa Faustina recibió la primera revelación de la Misericordia de Dios. Ella lo anota así en su diario: "En la noche, cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho. Brillaban dos rayos largos: uno era rojo y el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo, pero también rebosante de felicidad. Después de un rato, Jesús me dijo:
Pinta una imagen mía, según la visión que ves, con la inscripción: "¡Jesús, yo confío en Ti!”.
Podemos atrevernos a afirmar que Nuestro Señor Jesucristo acepta que nuestras devociones particulares están tan arraigadas en el pueblo cristiano que esa confianza que reclamamos al Corazón de Jesús es la misma que Él desea usar como fórmula renovadora a la par que tradicional: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío! ¡En Ti confío! Es como si Nuestro Señor le dijese a Santa Faustina: Usa esta tradicional advocación para dirigirte a Mí y hazlo con esta fórmula: ¡Jesús, yo confío en Ti!
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España Católica!
Regresemos a nuestra nación. Podemos usar el ejemplo de las estampas conmemorativas de la consagración de España al Corazón de Jesús el 30 de mayo de 1919. En ellas se contempla el monumento del Cerro, con esa leyenda del “Reino en España” y bajo ella a la Inmaculada, patrona de España… Desde entonces hasta los días de la guerra, teniendo presente lo ya apuntado, era lógico y natural que al sentirse auténticamente perseguidos, contemplando cómo los aniquilaban, el “¡Viva Cristo Rey!” proclamado por la inmensa mayoría de nuestros mártires tuviese un sentido teológico (que no reivindicativo) muy profundo de la realeza de Cristo.
Como ya expuso don José Javier Echave-Sustaeta (Boletín nº 57 de “Hispania Martyr” en febrero de 2008), la mayor novedad de la beatificación de 498 mártires en octubre de 2007 fue que el delegado del Papa los significó con un distintivo específico, como mártires de Cristo Rey: “Los mártires se comportaron como buenos cristianos y, llegado el momento, no dudaron en ofrendar su vida de una vez con el grito “¡Viva Cristo Rey!” en los labios.”
Esta significativa calificación la reiteró el Cardenal Secretario de Estado, Mons. Tarsicio Bertone, en la homilía de la Misa de acción de gracias en la Basílica Vaticana. Tras citar el texto de Juan Pablo II en su Carta Ecclesia in Europa -“Ellos han sabido vivir el Evangelio en situaciones de hostilidad y persecución… hasta el testimonio supremo de la sangre… y radicalmente demuestran que el martirio es la encarnación suprema del Evangelio de la esperanza”-, el Cardenal Bertone, levantando los ojos del texto que estaba leyendo, añadió espontáneamente un pensamiento que le venía a la mente y que no se hallaba en el escrito luego publicado, pero que consta en la grabación de sus palabras: “Por eso, al igual que los mártires de Méjico, y de la guerra de Italia, murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.
Pero, vamos, para los ignorantes... el General Francisco Franco, nació en el Ferrol en 1892, y cuatro años antes de su nacimiento en esta piel de toro los católicos españoles ya usaban para firmar sus escritos el grito ¡Viva Cristo Rey!... eso sí que es ser un "influencer", que diríamos ahora... desde antes de ser engendrado ya inventó un grito que dicen los politiquillos de turno que es franquista... en fin... que Dios nos asista.
EL SIGLO FUTURO, 30 de junio de 1888
El documento más importante que sobre el liberalismo ha publicado el magisterio es la encíclica Libertas praestantissimum del papa León XIII. El Siglo Futuro al dar noticia sobre ello y que están esperando la traducción oficial al castellano de dicho documento (dicen que lo han leído en latín) y afirman:
“Y una y otra vez, al terminar la lectura, hemos sentido brotar del corazón a los labios un grito de entusiasmo, de gozo y gratitud, que repetirán con nosotros todos los católicos verdaderos:
¡Viva el Vicario de Jesucristo!
¡Viva el Papa Rey!
¡Viva la Iglesia de Dios!
¡Viva la verdad infalible!
¡Viva Cristo Rey de almas y pueblos!
Esa doctrina es nuestra doctrina; de ese Maestro somos nosotros discípulos; en esa doctrina, y defendiéndola contra todo el liberalismo en ella condenado, y contra todos los matices liberales reprobados en ella, desde el más autocrático y despótico hasta el más demagógico y anárquico, desde el más neto y absurdo hasta el más mitigado y disimulado, en esa santa y purísima doctrina queremos vivir y morir, y por sustentarla queramos dar cuanto somos, cuanto tenemos, y mil vidas que tuviéramos.
¡Viva Cristo Rey!
¡Viva su Vicario infalible!
¡Viva el papa Rey!
¡Viva la Iglesia Católica!