Vuelvo de Roma con cierta sensación de haber hecho una peregrinación. En parte con la cantidad de templos visitados, oraciones rezadas ante sagrarios dispuestos y los muchos kilómetros andados. También porque ir a Roma es acercarse donde San Pedro tiene su cátedra, con todo el significado esto tiene para un católico.
Vivir una multitudinaria celebración litúrgica Plaza de San Pedro, ayuda a comprender el significado de la universalidad de la Iglesia. Comulgar rodeado de decenas de miles de polacos, franceses, ingleses, australianos, … es una experiencia maravillosa.
Pero mi visita a Roma ha tenido un sentido adicional que enriquece la sensación de la peregrinación. Asistir al encuentro de bloggers, de todo el mundo profundiza la sensación de comunión eclesial y la particulariza al mismo tiempo. La reunión, como toda obra humana, tiene algo de Torre de babel. Cada cual habla intenta comunicarse lo mejor que puede. El tiempo juega en nuestra contra y no terminamos de decir todo lo que queremos comunicar a quienes tenemos delante. Hasta podría parecer que hemos perdido el tiempo si repasamos el rendimiento comunicativo que hemos podido obtener. Pero no es así. Lo realmente complicado es ser conscientes que el Espíritu nos hace hablar de otra manera diferente a las palabras. Esta comunicación es imperceptible e imposible de describir con palabras, pero nos ata y enlaza de una manera especial. Todos hemos salido sintiendo, más que entendiendo lo que ha ocurrido.
También nos hemos dado cuenta de que el mundo es ahora un pañuelo en el que todos nos observamos y podemos colaborar. Es cierto, tal como se indicó Elizabeth Scalia, el ego de blogger a veces nos juega malas pasadas. Tenemos de abrirnos a los comentarios y no tener miedo a que nos contradigan, como Andres Beltramo indicó. Tenemos que esforzarnos en estar bien informados y formados para compartir temas interesantes y hacerlo con fundamento. Esto requiere tiempo y dedicación, como Mattia Marasco nos relató. Esta dedicación solo se sostiene por la pasión de compartirse con los demás. El P. Roderick Vonhögen nos lo dijo. Un blog sin comentarios no es un blog, es un pantano sin vida. François Jeanne-Beylot supo transmitirnos que Internet no es el mundo de la razón sino del quien cliclea primero. Por lo que es necesario saber entender y convivir con este “poder” de la inmediatez.
No es que lo que nos han dicho no lo supiéramos. Sino que al decirlo y escucharlo entre 150 de nosotros, nos hace sentimos unidos.
Pero ante todo es importante darnos cuenta que sin ustedes, estimados lectores no somos nada. Tenemos que agradecerles la paciencia y el interés que tienen con nosotros. Tenemos que agradecer de corazón a quienes comentan nuestros escritos, ya que rompen la barrera invisible que nos separa, para compartirse con nosotros y los demás lectores. Cada comentario es un hilo que nos une un poco más y nos ayuda a sentirnos comunidad.
Demos gracias a Dios.