Benedicto XIV, en su carta a los obispos italianos Vix Pervenit (1745) declaró pecado de usura el cobro de intereses en el contrato de mutuo, y el Santo Oficio la declaró en 1836 aplicable a toda la Iglesia (aunque esta declaración no le da a Vix Pervenit carácter infalible) ¿Sigue vigente la doctrina “tradicional” sobre la usura?, ¿hasta qué punto? ¿Ha habido alguna rectificación oficial sobre esta doctrina, más allá del que “quien calla otorga”?
La usura y el interés conviven juntos en una cierta indefinición moral que puede que requiera una aclaración magisterial. O puede que no. Para algunos tal aclaración sería una exageración innecesaria. El cobro de intereses hoy es una práctica comercial común perfectamente lícita. Además, dada la constante inflación y pérdida de valor que sufre el dinero fiduciario en manos del Estado, sería impensable el préstamo sin intereses. La Iglesia no necesita aclarar lo que es evidente. Pero para otros el dinero sigue sin criar dinero. Siguen pesando las condenas de los papas y los concilios, y aunque hoy el Magisterio tolere el cobro de intereses por la dureza de nuestro corazón, en el principio las cosas no eran así. Un lector en un artículo anterior opinaba en un comentario bien argumentado: “Todo interés es usurario porque lo que se trata de remunerar es el uso que se hace del dinero prestado. Otra cosa es que, las legislaciones vigentes sólo apliquen el término [usura] a tipos muy elevados”. El tema claramente no está zanjado y puede que sea necesaria una aclaración magisterial.
Pero ¿cuál es la doctrina sobre la usura que condena la Iglesia y que supone indirectamente un homicidio, una plaga social y somete a sus víctimas a una humillante esclavitud? ¿Sigue siendo inmoral todo préstamo con intereses? ¿Convendría entonces que el Magisterio aclarase la doctrina vigente sobre la usura?
Dejo la pregunta a las opiniones de los lectores.
La próxima vez discutiremos qué es el interés, la maravilla que supone para la coordinación social cuando se le permite ser negociado en libertad y lo devastador que puede llegar a ser cuando se trata de manipular. Espero que esto ayude a pedir una aclaración del Magisterio y a que rectifique el gran error intelectual que supuso confundir el interés con la abominable práctica de la usura.
PD: También se debería pedir a los máximos representantes del Islam que reconozcan y rectifiquen el error que supone la condena del Corán al préstamo con intereses, pero yo no me atrevo.