¡SI! ¡ESTE ES EL DIA DEL SEÑOR!
En que la oscuridad, es vencida por la luz de Cristo
donde el hombre regresa, por y con Cristo,
de la muerte que le atormenta.
Es el final feliz que da lugar a un nuevo comienzo:
¡Viviremos! ¡Resucitaremos!
La Iglesia, siglos y siglos después,
sigue engendrando hijos para Dios
marcha hacia Cristo con el mundo y por el mundo
y, en este amanecer con sol de cielo,
siente que su fe es renovada y confirmada
¡SI! ¡ESTE ES EL DIA!
En el que sentimos que, sin ser del mundo,
Cristo por su Resurrección nos invita a vivir en la tierra
pero con el color de la esperanza en nuestros ojos
Caminaremos con El, hacia El y por El
y, arraigados en El, pasaremos de mano en mano esta fe.
¡HA RESUCITADO! ¡EL SEÑOR HA RESUCITADO!
Este fuego nada ni nadie lo puede apagar.
Unamos nuestras manos y seamos fuertes en la fe
Unamos nuestras voces y difundamos este acontecimiento
Unamos nuestros caminos y que, en uno sólo,
desemboque en el lugar donde Dios nos espera:
la meta celeste, la patria celestial, el rincón de la eterna felicidad
¡SI! ¡ESTE ES EL DIA EN QUE EL SEÑOR SE EMPLEA Y A FONDO!
No es aventura que finaliza en el sepulcro
ni corazonada o sentimiento de unas horas o de un día
En este amanecer, el Señor, ha vuelto para que nosotros volvamos
Ha resucitado, para que nosotros resucitemos
Y, su resurrección, habla el poder inmenso de Dios:
la muerte no ha vencido, no ha tenido la última palabra
no es la protagonista del drama de Jesús en la tierra
Ha sido absorbida y colocada en el lugar que le corresponde
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCION!
¡FELIZ VIDA ETERNA PARA TODOS!
(Javier Leoz)
TODA LA NATURALEZA SE ALEGRA CON LA PASCUA
En las grandes solemnidades de la Iglesia, la creación participa en la fiesta; o viceversa: en estas solemnidades entramos en el ritmo de la tierra y de las estrellas, y hacemos nuestro su conocimiento. Por esto, la nueva mañana de la naturaleza que señala la primera luna llena de la primavera forma parte tan real del mensaje pascual: la creación habla de nosotros y a nosotros; nos comprendemos correctamente a nosotros mismos y a Cristo sólo si aprendemos a escuchar también las voces de la creación.
La aflicción se convertirá en alegría. Todo aquello que podemos ver es –como por Isaías– el Cordero, del cual el apóstol Pedro dice que fue predestinado «ya antes de la fundación del mundo». Pero la mirada sobre el Cordero –sobre Cristo crucificado– coincide ahora precisamente con nuestra mirada al cielo, con nuestra mirada sobre la eterna providencia de Dios. En este Cordero, sin embargo, entrevemos lejana, en los cielos, una apertura; vemos la benignidad de Dios, que no es ni indiferencia ni debilidad, sino suprema fuerza. De este modo, y únicamente en esto, vemos los santuarios de la creación y percibimos en ellos algo similar al canto de los ángeles, podemos incluso intentar acompañar un poco a aquel canto en el Aleluya del día de Pascua. Desde el momento en que vemos el Cordero, podemos reír y podemos dar gracias; gracias a él también nosotros comprendemos qué significa adoración
(Benedicto XVI)
¡FELIZ PASCUA PARA TODOS LOS AMIGOS DE NUESTRA PÁGINA!