De nuevo llamo vuestra atención sobre una cuestión sobre la que están martilleando constantemente desde la corriente "Somos Iglesia".
En materia de fe y de moral, hay cuestiones opinables y cuestiones definitivamente zanjadas por la autoridad de la Iglesia; sus enseñanzas definitivas en estos puntos son irreformables. Nadie que se tenga por católico puede cuestionarlas; si lo hace, se sitúa fuera de la Iglesia católica, a no ser que lo haga por ignorancia o por no tener su conciencia debidamente formada.
Uno de los temas en el que insiste la corriente "SOMOS IGLESIA", es la ordenación sacerdotal de las mujeres. Éste es un tema sobre el que se ha pronunciado de manera definitiva la suprema autoridad de la Iglesia, el Papa y, por tanto, es una cuestión que ya no entra en el campo de nuestras opiniones personales y del que podamos disentir. Es ya un asunto cerrado.
El hecho de que haya cristianos que piensen que otro Papa podrá decidir otra cosa, es algo muy grave; tan grave como que quienes todavía siguen defendiendo su posibilidad se sitúan fuera de la Iglesia, ya una enseñanza magisterial y definitiva propuesta por el Papa a toda la Iglesia como Pastor de la misma, debe ser aceptada por todos los católicos que quieran permanecer dentro de la Iglesia, fieles a la fe de la misma.
¿Por qué ha hablado Juan Pablo II de esta manera solemne y definitiva sobre esta cuestión? Porque, en vista que eran muchos los que opinaban que las mujeres debieran poder acceder al sacerdocio, ha dictaminado lo siguiente: hablando como pastor supremo de la Iglesia "con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión que atañe a la constitución misma de la Iglesia..." Es por lo que dijo que la Iglesia no tiene la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres.Esta enseñanza es definitiva, sin marcha atrás.
Aunque la infalibilidad del Papa no recaiga sobre la validez de los argumentos que puedan usar los teólogos e, incluso, el mismo Papa, recae sobre el objeto mismo de la definición que, por la obediencia de fe, debe ser aceptado por todos los católicos. Y esto, porque cuando enseña como pastor universal sobre fe y moral y lo hace de manera definitiva, tiene la misma infalibilidad que tiene la Iglesia.
Lo enseña el Concilio Vaticano I al hablar de la infalibilidad: "El Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables".
¿Qué opinión merecen pues, desde el punto de vista eclesial, quienes dicen que llegará un día en que el Papa autorizará el sacerdocio femenino? Muchos vinculados a la corriente "Somos Iglesia" piensan así.
En cuanto a la autoridad con que el Papa proclama esta doctrina, ponemos a continuación con qué palabras Pío IX y Pío XII definieron los dogmas de la Inmaculada y de la Asunción, junto con las palabras de Juan Pablo II en su enseñanza definitiva sobre el posible sacerdocio de las mujeres:
"Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original...está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
"Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial."
"Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión... que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos, declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia."
Quienes piensen que otro Papa va a cambiar lo que el actual ha enseñado de manera definitiva, se van a sentir incómodos en la Iglesia porque no lo puede cambiar. ¿O es que piensan que habrá que reducir la enseñanza definitiva de los Papas a los dogmas de la Inmaculada y de la Asunción de la Virgen? Habrá algo más que el Magisterio del Papa podrá proponer a la Iglesia con garantía de verdad ¿no? Y si hay algo más, ¿cómo es posible que algún católico pueda decir con seriedad que esta enseñanza del Papa podrá ser cambiada por otro Papa?
José Gea