La tecnología cambia a toda velocidad y nuestro vocabulario cambia con ella. La televisión analógica ha sido sustituida por la TDT, que no es más que un formato digital de emisión. Hoy en día, hablar de “analógico” suena a antiguo e impreciso. Ahora queremos que todo sea digital porque es claridad, calidad y accesibilidad. Pero ¿Este proceso de digitalización social llegará hasta nuestro cristianismo? ¿Existe un cristianismo analógico que deba ser apagado?
Seguramente esté pensando en las preguntas tan extrañas que formulo. No queda todo ahí. Prepárese para el salto que voy a dar. Le invito a leer este texto de Pseudo Dionisio, que fue escrito hace más o menos 15 siglos. Allá vamos.
«… llamamos tipo o modelo a las razones creadoras de las cosas, y preexisten en la simplicidad de la esencia divina. La Escritura las llama predestinaciones y voluntades santas y buenas, que constituyen y realizan a los seres, y según los cuales la soberana potencia determina y produce todo lo que es. Entonces, cuando el filósofo Clemente, adelanta que los tipos o modelos no son otra cosa más que lo que se concibe de más noble en las criaturas, no da a la palabra su propio valor, riguroso y natural; y admitiendo que ese lenguaje fuese exacto, aún habría que entenderlo en el sentido de los santos oráculos, donde se dice que las criaturas no nos son reveladas para que las adoremos, sino para que, por el conocimiento que nos vendrá de ellas, seamos elevados, según la medida de nuestra fuerzas, hasta la causa universal. Todas las cosas deben ser atribuidas a Dios, sin alteración de su simplicidad inefable. Pues comunica primero la existencia, primer don de su bondad creadora; luego penetra en todas las cosas y las llena de las riquezas del ser, y se regocija en sus obras. Pero todo preexistía en él en el misterio de una simplicidad transcendental que excluye toda cualidad; y todo está igualmente contenido en el seno de su inmensidad indivisible, y todo participa en su unidad fecunda como una sola y misma voz puede alcanzar a la vez varios oídos.» (Los Nombres Divinos, Pseudo Dionisio).
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Pseudo Dionisio el Areopagita, fue un autor anónimo que probablemente vivió en Siria entre el siglo V y el VI. El verdadero Dionisio Areopagita fue el único griego que San Pablo consiguió convertir tras su discurso en el Areópago de Atenas. Fue ordenado obispo y murió mártir.
A Pseudo Dionisio se le considera uno de los Padres de la Iglesia y es uno de los primeros escritores que trataron la mística cristiana desde el punto de vista práctico y teológico. Entre sus obras, son de gran importancia: Los nombres de Dios y teología mística. Esta última fue la inspiradora de la mística cristiana que se desarrolló a partir del siglo V. El Papa Benedicto XVI dedicó una interesante catequesis pública sobre su figura y aportación a la Iglesia: AQUÍ
En este texto, Pseudo Dionisio nos señala la existencia de un nivel de revelación analógica subyacente en todo lo creado. Así mismo, indica que la comprensión de esta revelación nos permite elevarnos hasta Dios en la medida que seamos capaces de comprender lo que nos revela Dios, aunque sólo sean pequeñas porciones lo inabarcable. Pseudo Dionisio era un cristiano analógico, no el único.
Si han tenido la dicha de leer las obras de San Ambrosio de Milán, Clemente de Alejandría, Orígenes, San Agustín, entre otros muchos primeros Padres de la Iglesia, se habrán dado cuenta de que utilizan constantemente el pensamiento analógico para transmitir elementos revelados que no es posible comunicar de otra forma. Si no se comunican de esa forma, nos quedamos en la superficie del Mensaje sin vislumbrar el Misterio subyacente de nuestra Fe.
Pero esto no se produce sólo en solo los primeros Padres. Cristo utilizó las analogías muchas veces y hasta en sus acciones es posible percibir más de lo que evidencia la escueta literalidad. Las parábolas son tesoros analógicos que servían para que listos y menos listos, sencillos y menos sencillos, comprendieran la Verdad de Dios a través de relaciones y similitudes conocidas y cotidianas. A través de las parábolas y acciones, Cristo evidencia que lo cotidiano nos ayuda a comprender aspectos fundamentales de nuestra Fe.
Este peculiar acceso a la Verdad se realiza por medio del conocimiento adquirido a partir de la ley causa-efecto que ordena y da sentido a todo lo creado. Es fácil despreciar este tipo de revelación entendiendo que nada racional puede llevar a Dios, lo que es aparentemente cierto, pero que se revela como falso a poco que nos sumerjamos en la patrística y en la ciencia. Aunque es evidente que Dios excede toda comprensión, no lo es menos que Su creación habla constantemente de El.
El conocimiento analógico de Dios, se ajusta a la “contemplatio naturalis” que la mística cristiana oriental nos ofrece como segundo paso dentro del camino místico. Contemplar la naturaleza y aprender a ver a Dios en todo lo creado es imprescindible para salir del reducto pseudo-místico influenciado por las corrientes panteistas-espiritualistas-quietistas de la “Nueva era”.
Dando un paso más, comparto con ustedes una duda que me corroe. Si Cristo era capaz de explicar lo inexpresable a la gente sencilla e iletrada, por medio de parábolas y paradigmas. ¿Por qué nosotros nos hemos olvidado de esta maravillosa herramienta para formarnos? A lo sumo conocemos unas pocas parábolas y sin llegar a profundizar demasiado en ellas. ¿Dónde quedaron esas inefables catequesis mistagógicas de San Ambrosio o San Cirilo de Jerusalén? Me pregunto.
Afortunadamente no soy yo quien reclama en solitario el redescubrimiento de este tesoro. El santo Padre en el mensaje para la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, nos dice:
"La cultura digital plantea nuevos desafíos a nuestra capacidad de hablar y de escuchar un lenguaje simbólico que hable de la trascendencia"
Jesús … "en el anuncio del Reino supo utilizar elementos de la cultura y del ambiente de su tiempo: el rebaño, los campos, el banquete, las semillas, etc.".
"Hoy somos llamados a descubrir, también en la cultura digital, símbolos y metáforas significativas para las personas, que puedan ser de ayuda al hablar del Reino de Dios al hombre contemporáneo"
Repito mi pregunta inicial ¿Qué tipo de cristianos somos? Analógicos o digitales. ¿Qué piensa usted?