Consecuencia de una fibrosis postoperatoria secundaria a dos operaciones, una hernia discal había terminado por hacer que Serge François perdiera la función de la pierna izquierda, por lo que había de desplazarse penosamente y con grandes dolores que sólo se veían atenuados a base de morfina.
El 12 de abril del año 2002 visitó Lourdes. Tras haber bebido del agua de las fuentes de la Gruta, sintió “un dolor fulgurante”, y después, que la pierna que le hacía sufrir tanto “y que siempre estaba fría, se calentaba”. En agradecimiento al milagro, una vez curado realizaba el Camino de Santiago en su integridad desde Francia, nada menos que 1570 kilómetros... ¡a pie!
El pasado domingo, en el santuario de Notre-Dame-des-Gardes, Mons. Delmas, obispo de Angers, médico él mismo, reconocía públicamente “el carácter excepcional de la curación” y añadía:
“La curación puede ser considerada como un don personal de Dios a este hombre, como un evento de gracia, como un signo de Cristo Salvador. Habiéndose producido en el curso de un peregrinaje a Lourdes, en el momento en el que Serge François, después de haber rezado en la gruta y de presentarse en las fuentes para beber y lavarse la cara, abandonaba el lugar, se puede ver en esta curación una deferencia especial de la Virgen María hacia este hombre”
El producido en la persona de Serge François es el milagro número sesenta y ocho de los declarados en Lourdes. No se trata de un evento tan frecuente: el anterior milagro declarado data de 2005, año en el que fue reconocido el producido en la persona de una siciliana. Desde 1858 en que se produjera la aparición de la Virgen en Lourdes, se han registrado hasta siete mil hechos susceptibles de ser considerados milagro, algo más de cuarenta al año. Pero de ellos, ni siquiera un 1%, 68 como se ha dicho, poco más de uno cada tres años, han sido oficialmente declarados como tal.
El proceso de declaración de un milagro es largo y pesado. Todo comienza en la Oficina de constatación de curaciones existente en el mismo Lourdes, bajo la responsabilidad de un médico, que actualmente es el Dr. Allessandro de Franciscis, diplomado por las universidades de Nápoles, Roma y Harvard. Lo normal es que las personas curadas no declaren su curación inmediatamente, sino, al cabo de un tiempo, en una nueva peregrinación por ejemplo.
El primer consejo de médicos se reúne en Lourdes y franqueada esta etapa, el expediente pasa al Comité médico internacional de Lourdes, que se reúne una vez al año. Un médico procede entonces al interrogatorio del paciente y al reexamen de todo el expediente. Se puede incluso acudir al criterio de otros especialistas. Hecho todo lo cual, pasa a considerarse “médicamente apuntalado”.
Otra comisión de carácter diocesano presidida por el obispo de la sede del “curado” examina los aspectos espirituales del fenómeno. Y sólo entonces la Iglesia confirma públicamente la curación, que es justamente lo que acaba de producirse en el caso de Serge François.
No es el final del proceso, porque aún falta una tercera etapa: la “curación ratificada” que permitirá hablar de milagro en el estricto sentido canónico de la palabra.