Adela se sacó el carnet de conducir con 18 años, aprobó a la primera. Pero, salvo los primeros meses en los que cogió algo el coche, pronto dejó de hacerlo, hasta el punto que desde hace ya más de 12 años no conduce. Hasta aquí, vale... el problema viene porque Adela quiere irse sola de viaje en coche. Yo le he dicho que es un disparate, que no lo haga pues no sabe conducir, que es un peligro hacerlo. Ella dice que ¡es conductora! … por algo tiene el carnet… aunque no conduzca
Pablo terminó la carrera de Derecho a finales de los 80 con un buen expediente y en su año. Sin embargo, nada más terminarla, su experiencia profesional fue por otros derroteros. Encontró trabajo en un concesionario de automóviles y desde hace quince años se dedica al negocio de venta de coches. Hasta aquí, bueno… pero ocurre que ahora con la crisis le han despedido y a él se le ha ocurrido montar un despacho de abogados… ¡que por algo tiene la carrera! Yo le digo que es un disparate porque no sabe de leyes, ni de juicios, ni de procedimientos, pero él insiste en que es sólo cuestión de colegiarse porque, a fin de cuentas, ¡es abogado!…, aunque no haya ejercido nunca
Fermín tiene 42 años, está bautizado como todo español de su década. Estudió en un colegio de curas, hizo la comunión y fue por la parroquia de vez en cuando. Sin embargo, ya desde bachillerato se alejó de la Iglesia. Se casó joven pero al poco tiempo se separó, ahora anda totalmente volcado en su trabajo. Se considera buena gente y realmente lo es. Dice que es cristiano a su manera. Hasta aquí, ¡en fin que quieren que les diga!... la cosa viene porque Fermín dice que la Iglesia es una estructura de poder, que debería vender todo y dárselo a los pobres, que no hay que juzgar a nadie, que los curas deberían poder casarse y que él se confiesa con Dios… Y es que él dice que ¡es creyente!... aunque NO PRACTICANTE.
En los dos primeros casos todos reaccionamos ante tamaño disparate (incluso creemos inverosímil siquiera que esa situación se dé): con Adela conduciendo no se nos ocurrirá montarnos en el coche; al “letrado” Pablo no seré yo el que le de un caso para que me lo lleve… pero con Fermín, con Fermín ES DISTINTO: su postura nos parece aceptable, incluso moderna, asumimos con normalidad su situación y, por supuesto, no por ello dejamos de considerar sus opiniones en materia de religión… Y esto ¿por qué?
Porque NO RAZONAMOS
¿Se han parado a pensar lo que de verdad significa esa archi-utilizada (y aceptada) expresión de “CREYENTE NO PRACTICANTE”?.
Y es que lo que en materias “mundanas” es inmediatamente considerado un disparate y rechazado como insensato o torpe, en cuestiones de Cristianismo se la cuelan a uno (y uno se lo traga) sin miramientos.
Créanme, no se trata de una cuestión de Cristianismo, sino de caletre.
Y es que yo creo que los que dicen (o aceptan) expresiones como éstas no es que no sean seres inteligentes; serlo lo son… pero INTELIGENTES NO PRACTICANTES.
Porthos