Tras leer un titular como el que presenta a este artículo conviene recordar que en algunas ocasiones sirve como ayuda para captar la atención del lector y que nunca debemos quedarnos sólo con la impresión de un encabezado. Esta es la primer enseñanza que quiero enfatizar.
Ciertamente hay una relación entre el título y un hecho real sucedido el pasado 24 de marzo de 2011 en el periódico vinculado a la Santa Sede. Me refiero al artículo «Dubbi sui dubbi de “La Civiltà Cattolica”. Hacker in cerca della perla preziosa», firmado por Luca M. Possati, y publicado en L´Osservatore Romano.
Se trata de un texto plagiado de un artículo precedentemente publicado en la conocida y prestigiosa revista de la Compañía de Jesús, La Civiltà Cattolica (a ella, a su historia, hemos dedicado un texto anteriormente. Se puede ver en el siguiente enlace). El artículo en cuestión, firmado por el eminente jesuita, , se llama «» («Ética hacker y visión cristiana», cf. quaderno 3858, 19 de marzo de 2011), e indaga «los modelos de vida y de investigación intelectual hacker, fundados por la creatividad y el compartir» para luego discutir la «compatibilidad con una visión cristiana de la vida».
Ya en una , el manifestó su sorpresa al encontrarse con un artículo plagiado que, además, le critica: «Possati se atribuye a sí mismo las cosas que digo yo en mi artículo y me deja hacer el papel de uno de los “expertos que a través de doctas y refinados análisis, lanzan alarmas sobre los límites y sobre los posibles riesgos de la cultura hacker”».
Desde luego que el plagio de Luca Possati no se puede adjudicar sin más al periódico donde colabora. De hecho el padre Spadaro precisa en su blog que «considera a L´Osservatore Romano un gran periódico. Entre otras cosas porque ha estado siempre atento, con elegancia y profesionalidad, a las cosas que escribo». Al mismo tiempo subraya que su clarificación toca sólo al texto de Possati y no al diario en cuanto tal.
Hay quien ha hablado de «medios de intoxicación social», aludiendo al metralleo de noticias diarias que producen dos reacciones: indiferencia o credulidad por el simple hecho de que aparecieron publicadas aquí o allá, sin saber quién, cómo, de dónde y con qué medios las consiguió.
Por último, debo decir que el autor de esta entrada redactó este artículo por una deuda de gratitud hacia el . Soy lector habitual de sus artículos en La Civiltà Cattolica y en gran medida a él le debo no pocos de los conocimientos que tengo sobre ética y medios digitales. En los numerosos artículos que he escrito sobre internet, ya de carácter especializado, ya de carácter divulgativo, rarísima vez ha faltado alguna alusión a sus análisis. Es mi maestro y no podía dejar de decirlo, reconocerlo y, en la medida de la posible, ofrecer este espacio en virtud de justicia.