¿Muñecos endiablados?
Venimos hablando de la hechicería y el Vudú. Seguro que habrá lectores que no se expliquen que un sacerdote, Dr. en Derecho Canónico, Juez Eclesiástico, autor de quince libros, y colaborador de esta página, le de importancia a esto que ellos llaman “supercherías”de la Edad Media. Yo creo en la existencia del demonio. Y este desde los orígenes del hombre viene haciendo todo el mal que puede. Se atrevió a tentar al mismo Jesucristo. En estos días de Cuaresma lo volveremos a recordar.
A lo largo de la historia de la humanidad se ha valido de todos los medios para engañar, hacer daño, apartar de Dios, sembrar el odio y el mal en el mundo, la envidia, la lujuria... todos los pecados capitales. El Vudú es una práctica mágica de la que se vale el demonio para hacer daño al hombre. Y en esta seudo religión de orígenes ancestrales en el África negra, entre otras cosas, utiliza los célebres muñecos, los horrorosos muñecos, como dardos envenenados a los destinatarios maldecidos.
Según un informe Voodoo muñecos son una mal entendida tradición asociada a menudo con la religión vudú y las formas de Hoodoo magia. . Son popularmente presentados como elementos de venganza, que se utilizan para causar dolor a un enemigo.. Los muñecos de vudú nacieron en parte de la zona de Nueva Orleáns, Luisiana en el siglo 20.
Muchas culturas utilizan muñecos como un punto de enfoque para los hechizos y las bendiciones, pero el uso de las muñecas de la venganza no vino de vudú. La magia medieval popular europea implicaba el uso de muñecos, efigies de personas específicas que se utiliza para colocar las maldiciones. . Algunas prácticas religiosas de África Occidental también se utilizan otros dispositivos similares llamados nkisi. Es posible que las ideas falsas sobre el origen de las muñecas de vudú provengan de la práctica del vudú haitiano de clavar títeres a los árboles en los cementerios. Pero en lugar de ser utilizado como una maldición, estas muñecas estaban destinadas a ser enviados al mundo espiritual, para contactar con sus seres queridos muertos.
He tenido la oportunidad de ver de cerca dos muñecos de Vudú. Hechos con el tronco de madera, coraza metálica, plumas, colores vivos, etc. ¿Cómo llegaron a mí? Vino un matrimonio a verme la semana pasada. La mujer fuera de sí, con un fuerte ataque de ansiedad y angustia. Me decía que a su marido le habían dado unos muñecos y desde entonces no podía vivir. El marido traía los muñecos en una bolsa, y se los pedí para que los dejara en la el despacho parroquial. Yo ni siquiera los miré porque no le dí más importancia. Le recomendé que llevara a su esposa a urgencias porque le veía mal. Ella estaba obsesionada con los muñecos. Al día siguiente le dije al marido que lo llamaría para recomendarle a un psiquiatra para su mujer. Llamé por la mañana del día siguiente y el marido estaba medio loco buscando a su mujer que había desaparecido.
Ese mismo día comenté yo el caso en una reunión con matrimonios, y uno de ellos me dijeron que les enseñara los muñecos. Se los enseñé y enseguida reconocieron que eran de las prácticas Vudú, y me recomendaron que me deshiciera de ellos lo antes posibles, según recomendaba el exorcista de Roma, porque parece que el destinatario final era yo. Lo dejé para el día siguiente. Por la mañana me llama uno de los miembros del grupo para decirme que otra del mismo grupo había tenido en sueños una premonición de que algo desagradable me iba a ocurrir y que rezaban por mí. Y, efectivamente, ese día sufrí una de las contrariedades más fuertes en mucho tiempo. Surgió un problema serio en un centro dependiente de la Parroquia que provocó una verdadera tormenta sin pretenderlo. Todo el día fue realmente aciago. Pero no perdí la calma. Después de una reunión asamblearia de personas con poca educación que gritaban como demonios, yo dormí tranquilamente. Al día siguiente, sábado pasado, quemé esos muñecos después de hacer un exorcismo. Y al poco tiempo tuve la alegría de que todo el problemón que se había organizado el día anterior, se solucionaba con toda paz, como si no hubiera pasado nada.
Puede que alguno piense que todo es casualidad. Yo pienso que el mal no brota por generación espontánea. El demonio está siempre por medio. Y lo que hay que decirle son las mismas palabras de Cristo: ¡Apártate de mí Satanás, solo a Dios has de adorar!
He cumplido mi palabra de contar mi experiencia. Cada cual que piense como quiera. Yo prefiero defenderme con las armas que el Señor nos ha dado: “Estos demonios solo se vencen con oración y ayuno”, y ahora estamos en tiempo propicio para ello.
Juan García Inza