4. "NOSOTROS, PERIODISTAS CATOLICOS..."

El periodismo fue para él una vocación muy temprana. Escribe sobre espiritualidad numerosos trabajos en revistas y periódicos. Sus artículos suman cerca de los ochocientos; funda varias revistas, como ya habíamos apuntado, y es consejero y redactor jefe de varios periódicos.

En marzo de 1935 el arzobispo de Utrecht, Mons. De Jong, nombra al padre Tito Asistente Eclesiástico Nacional de la Unión Católica de Informadores y Periodistas (UCIP). El nombramiento fue muy bien recibido por los miembros de la Unión, llegando a afirmar, que no creían que hubiese otra persona más capacitada que el padre Brandsma.

Meses antes de su nombramiento salió hacia Estados Unidos para dictar una serie de conferencias por las nuevas fundaciones carmelitanas de Norteamérica.

En una época en que eran muy escasos los sacerdotes que se dedicaban a esta profesión, el padre Tito Brandsma era periodista profesional, poseía el carnet número 7.668 de la Federación Internacional de la Prensa. Desde su puesto de Asistente Eclesiástico, dirá a los periodistas holandeses:

Nosotros, periodistas católicos, debemos tener presente en primer lugar que nuestra actuación debe ser positiva, constructiva. Ese es el camino querido por Dios para trabajar por la causa católica. En segundo lugar, debemos tener en gran honor la caridad como deseo del Señor. El amor debe resplandecer en el tono pacífico de la prensa católica.

La prensa, después de los templos -afirma tajantemente-, es el primer púlpito para enseñar la verdad. Es la fuerza de la palabra contra la violencia de las armas.

El padre Tito combatió desde la prensa las tropelías cometidas contra los judíos en Alemania:

Cuanto en Alemania se lleva a cabo contra los judíos es un acto de verdadera bellaquería, una vileza. Los enemigos y adversarios de este pueblo deben ser bien cortos de miras para actuar así. Defender que con esto manifiestan la fuerza popular es una muestra de debilidad.

Con gran claridad afirma que el nacionalsocialismo era un movimiento pagano. En 1939 durante la peregrinación nacional a la tumba de San Bonifacio[1] había dicho:

Vivimos en un mundo en el que se condena de hecho el amor, diciendo que es una debilidad a superar. Nada de amor, sino desarrollo de la propia fuerza. Que cada uno sea lo más fuerte posible y deje perecer a los débiles. Dicen que la religión cristiana está superada y debe ser sustituida por la antigua potencia germánica... Aunque el neopaganismo rechace el amor, venceremos con el amor este paganismo.

[1] El padre Tito comenzó una ardua campaña en favor de los frisones, con la organización de peregrinaciones anuales al lugar donde San Bonifacio había sido martirizado. El Apóstol de los Germanos, como se conoce a San Bonifacio, murió asesinado por los paganos, el 5 de julio del 755, durante un viaje misional por Frisia. Está enterrado en la abadía alemana de Fulda.