Esto es lo que pide la Congregación y esto es lo que muestran los feligreses y devotos de esta mártir. Que su testimonio no lo olvidan y se encomiendan a ella, y la cantan jotas y mayos... Dios os lo pague.
Insistimos, una vez más, en la especial saña contra las mujeres despojadas del mínimo de humanidad y dignidad por el mero hecho de ser católicas. Así sucedió con la sierva de Dios María de la Piedad Suárez de Figueroa y Moya, conocida popularmente como Piedaíta, era presidenta de las Hijas de María en Villanueva de Alcardete (Toledo), fue brutalmente asesinada delante de su madre en la madrugada del 6 de septiembre de 1936. TENÍA 27 AÑOS.
Todavía bajo el gobierno de la República, la Audiencia provincial de Cuenca instruyó un proceso contra sus asesinos. Como consecuencia de la lucha por el poder entre los partidos políticos del Frente Popular, previa campaña conjunta de los periódicos Castilla Libre, ¡Alerta! y Frente Libertario, los anarquistas de Cuenca lograron en 1937 que fuesen detenidos y juzgados los asesinos. Por ser los acusados miembros de los partidos en el poder, las cosas se hicieron con formalidad poco frecuente: hubo tribunal, jurado popular, juicio y sentencia.
La sentencia estuvo durante mucho tiempo perdida. Pero, dicen que, milagrosamente, en 1980 apareció el legajo auténtico de aquel proceso criminal. En el interrogatorio oficial, que además de sobrecogedor retrotrae en el tiempo a las persecuciones romanas de las mártires Lucía, Inés o Cecilia, consta que los asesinos violaron a la joven Piedaíta antes de rematarla, cuando estaba inconsciente y moribunda. Además, le cortaron uno de sus pechos. La felonía llegó a tal grado que incluso todos abusaron de ella incluso después de muerta.
Con acierto de hagiógrafo escribe el sacerdote que publicó el martirologio de la Diócesis de Cuenca: En las actas del martirio de Santa Lucía se cuenta que el prefecto pagano dijo a la casta virgen y mártir:
-Mandaré que te lleven a un lupanar, para que te abandone el Espíritu Santo.
A lo cual respondió:
-Si mandas violarme contra mi voluntad, entonces se me doblará el mérito de la castidad para la corona.
La Sierva de Dios María de la Piedad es modelo y símbolo de la joven fuerte y piadosa, que cuida celosamente su vida de pureza. Desde entonces el lugar de su martirio es visitado frecuentemente por gentes de toda la comarca.
Y otro vídeo aquí con el Sr. Cura Párroco, don Emilio Perona que les preside la Misa: