"El Padre Pío hombre nuevo - ´El hombre se convierte en aquello que contempla´"
Son las palabras de la portada de una revista que recoge testimonios, cartas e informaciones varias sobre el Padre Pío.
El hombre se convierte en aquello que contempla.
Dan ganas de acabar aquí este artículo, y quedarse meditando la frase...
¿Qué contemplamos desde que amanecemos? ¿De qué nos llenamos a diario?
El Padre Pío contemplaba a Jesús, y en Jesús contemplaba el Amor, y su corazón ardía de amor por Jesús. Sentía que Jesús se había enamorado de su corazón. Así se lo explica a su padre espiritual en una carta de 3 de diciembre de 1912: "Él (Jesús) de tal forma se ha enamorado de mi corazón que me hace arder de su fuego divino, de su fuego de amor."
Sí, el Padre Pío se convirtió en aquello que contemplaba con tanto amor y ardor.
¿Nosotros? ¿En qué queremos convertirnos?
El Cura de Ars también sabía mucho de esto. Cuando le preguntaban qué hacía tantas horas rezando ante el Santísimo, respondía: "Yo le miro y Él me mira". Contemplaba.
Contemplar es sumergirse y en el silencio, hacerse uno con lo contemplado, quedando transformado.
Según lo que contemples, tu transformación será más o menos intensa. El Padre Pío contempló intensamente a Jesús, su amor, y éste correspondió de forma extraordinaria. Contemplar a Jesús no es una mera experiencia estética como la que podemos tener al contemplar un cuadro, leer un poema o escuchar una música. Estas experiencias sin duda nos acercan a lo espiritual. Pero la apuesta del Padre Pío, contemplar a Jesús con valentía y entrega, a mi modo de ver es superior en cuanto a la intensidad, porque contemplando a Jesús, contemplas el amor, te inundas de amor, de una forma muy personal y plena, y al tiempo muy concreta y clara.
Contemplar a Jesús es saciar el anhelo de nuestro corazón que, sediento, lo busca en mil lugares antes que en Él.
Porque somos así, hasta que un día abrimos los ojos del alma a este amor y vemos que una nueva luz inunda todas nuestras experiencias. Y entonces seguimos contemplando cuadros, leyendo libros y escuchando música, pero con una luz nueva, que nos la ha dado el amor contemplado.
Quiero apostar, como el Padre Pío, por contemplar a Jesús, para que Él sea en mí. Se lo pido, confiada de que me ayudará en este itinerario de amor.