Que se prepare la plataforma “España educa en Libertad” a recibir una gigantesca oleada de nuevas adhesiones, así como una avalancha de objeciones que deberán comenzar el largo trámite judicial que conduce hasta Estrasburgo, pese al gran tapón que el Tribunal Constitucional español impone a este recorrido, dilatando sus resoluciones en el tiempo hasta que la muerte nos separe.
Porque las evidencias son pasmosas: he aquí que varios colectivos de diverso pelaje han puesto el grito en el cielo ante la posibilidad de que dicho programa de educación afectivo-sexual llegue a impartirse en cualquier centro educativo, aduciendo argumentos del tipo de que “los contenidos son discriminatorios” o “vulneran los derechos fundamentales de los miembros de esos colectivos”.
Todo ello en base a que tal programa está articulado desde una “perspectiva católica”. Muy bien, estamos de acuerdo. La “perspectiva católica” no representa más que a UNA PARTE de la sociedad española y no es aceptada ni compartida más que por los integrantes de esa “parte”. Exactamente igual que la “perspectiva de género”, que sólo es asumida como propia por OTRA PARTE de la sociedad española, lo que hace que cada una de ellas sea PARCIAL y que ninguna de ellas, en consecuencia, pueda ser obligatoria ni impuesta en el sistema educativo.
Y resulta que nuestra progresía entiende perfectamente que no es tolerable que entre en la escuela esa VISIÓN PARCIAL que es la representada por la “perspectiva católica” (que llegara a ser obligatoria ya resulta por completo inconcebible), posibilidad ante la cual ya están preparados para emprender “todas las acciones posibles para que este programa que vulnera nuestra igualdad y la dignidad no llegue a los centros educativos". "No podemos permitir que las creencias religiosas personales estén por delante de los derechos fundamentales de respeto y no discriminación ni que eso se haga con el visto bueno de la administración valenciana”.
Y resulta también que ésto es exactamente lo mismo que decir que “no podemos permitir que las ideologías personales estén por delante de los derechos fundamentales de libertad de enseñanza y el derecho de los padres a elegir la educación moral de sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones, ni que eso se haga con el visto bueno de todas las administraciones públicas y además, DE FORMA OBLIGATORIA”, que es lo que se aduce desde las plataformas de objeción de conciencia frente a esa otra VISIÓN PARCIAL que es la “perspectiva de género”.
De aquí se sigue que por fin estamos de acuerdo: sean bienvenidos, pues, a la objeción de conciencia como método más democrático y digno para hacer frente a cualquier tipo de adoctrinamiento en materia afectivo-sexual; ayúdennos, ustedes sólo tienen que hacer frente a algo que se ofrece de forma voluntaria y optativa, mientras que nosotros tenemos que vérnoslas con algo que se ha impuesto de forma obligatoria a todo el mundo; dejemos esos contenidos para la clase de biología de una vez y seamos libres de dar a nuestros hijos la formación más acorde con la cosmovisión del mundo y de la sociedad que cada cual tenga, porque... ustedes también tienen hijos, ¿no?