Comenzamos por el final. Ayer el día, verdaderamente intenso, terminó con una hora santa en la iglesia del colegio Compañía de María de Talavera. La predicó el párroco de Nuestra Señora del Carmen de Talavera de la Reina, Rvdo. Sr. D. Francisco Javier Martín Nieves. Después de introducirnos en la pasión del Señor, en la hora de Getsemaní, de los juicios, de la cruz... en la segunda parte proclamó que los mártires son COMO LUCES EN UNA NOCHE OSCURA.

Damos gracias a estas personas,

porque no se sometieron al poder del mal,

y ahora están ante nosotros,

como LUCES EN UNA NOCHE OSCURA.

 Son palabras de Benedicto XVI, que valen preciosamente para llamar a los mártires: “COMO LUCES EN UNA NOCHE OSCURA”.

 Mártires de Cristo, ¿cómo fue vuestra noche? ¿La noche en que fuisteis entregados?

La noche de vuestra pasión, en la casa rectoral,

en alguna cárcel oscura, temiendo por vuestra familia,

en el convento o escondidos por la caridad de alguien.

 Fue una noche de AGONÍA Y ANGUSTIA y de sudor de sangre,

de rumores amenazantes, de escuchar cómo morían los compañeros,

de esperar una muerte que no se sabe cuándo llegará.

Fue una noche de Sanedrín y de traición de amigos,

de silencios cobardes y de traiciones,

noche de burlas y blasfemias, de torturas.

 Fue noche de cenáculo,

de celebrar quizá la última Santa Misa a escondidas;

noche de la última comunión,

de consumir las Sagradas Especies a prisa, “porque es la Pascua”.

 He podido consumir, ya no pueden cometer un sacrilegio con el Santísimo.

Sea lo que Dios quiera.

 Fue una noche de apoyar nuestra cabeza en el regazo de Cristo.

de hablar del cielo,

de animarse a ser fieles hasta el fin,

de fortalecer al que flojea, del arrepentimiento más sincero,

de absoluciones preciosas.

 Una noche de desprenderse de todo,

hasta despedirse y dar ánimo a sus familiares…

Como tú te desprendiste de tu Madre.

 Una noche en la que sentíais que erais objeto de un Amor de predilección.

¡Morir por Jesús, qué dulce morir!

“Sin cesar pido fuerzas a Dios para ser mártir ante Él.

Dichoso de mí si al morir me pudiera abrazar con Cristo,

sin pasar por el purgatorio.

Esta es mi mayor ansia.

 Fue la noche del Amor más grande, del perdón a los enemigos.

 Esperad, aún no me matéis, que os voy a bendecir.

 ¡Qué noche tan dichosa! La noche de vuestra Pasión.

La noche de la que estaba escrito:

Será la noche clara como el día, la noche iluminada por mi gozo.

Mártires de Cristo,

¿quién es ese que viene de Edom con las ropas enrojecidas?

¿Quién es ese, vestido de gala, que avanza lleno de fuerza?

¿Por qué están rojos tus vestidos y la túnica,

como quien pisa en el lagar?”

 Vosotros que sois como luces en una noche oscura…

Que el ejemplo de vuestro amor a Cristo

prenda en nosotros como chispas en un cañaveral.

 

Antes, a las 19h., en el salón de actos de la Casa de la Iglesia, un monje del Instituto del Verbo Encarnado, en nombre del P. Pablo Eduardo di Césare, IVE, prior del santuario de El Pueyo de Barbastro hablará sobre “Vida religiosa y martirio”.

 

A primera hora de la tarde, los jornalistas se habían trasladado hasta la cercana Iglesia del colegio Compañía de María, donde a las 17h. se celebró la Misa, presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, monseñor Francisco Cerro Chaves.

Bajo estas líneas, Federico Jiménez de Cisneros leyendo la primera lectura y el salmo. Un diácono del Pueyo, del Instituto del Verbo Encarnado, proclamando el Evangelio. El Arzobispo Primado, predicando desde el ambón. Y doña Ana Toquero leyendo las preces.