No quiero entrometerme en cuestiones que puedan rozar la política que se está llevando en España, porque ya llevo 5 años fuera, aunque todos los años suelo hacer una visita a mi familia y a mi pueblo.

Pero como sigo perteneciendo a la Conferencia Episcopal Española, como obispo emérito de Mondoñedo – Ferrol, me interesan las noticias de España, sobre todo, las relacionadas con cuestiones religiosas; (también sigo los resultados del Valencia, que creo que va muy bien, aunque hace poco empató en su campo).

Lo cierto es que desde aquí no acabo de explicarme ciertas leyes que van apareciendo, junto con una propaganda de las mismas por personas que creía sensatas y que dan la impresión de haber perdido el juicio por algunas declaraciones estrafalarias que hacen sobre algunas leyes recientemente promulgadas.

Me voy a referir a unas declaraciones que ha hecho (no se pronuncie su nombre) alguien perteneciente al PSOE y con un cargo importante. Desde luego, en perfecta sintonía con la nueva ley del aborto.

Antes de comentar esas declaraciones, unas palabras sobre lo absurdo de esa ley y otras en la misma línea.

En cuanto a la ley en sí, no me cabe en la cabeza que el Estado faculte a “asesinar” (ésa es la palabra, en vez de la rimbombante expresión “interrupción voluntaria del embarazo), autorizando a “niñas” desde 14 años y a mujeres adultas a matar a sus propios hijos no nacidos todavía.

Y mi extrañeza está en que si el Estado no tiene facultad para condenar a muerte a nadie, ¿cómo se cree facultado para autorizar suprimir la vida de un ser humano inocente e indefenso?

Todas las razones que se daban y se dan a favor del aborto, están basadas en que si la madre es dueña de su cuerpo, en que si no podía admitir más hijos, en que si estaba enferma, en que si la jovencita iba a destrozar su vida interrumpiendo sus estudios, en que si no le daba la gana dejar nacer a su hijo, en que nadie puede entrometerse en lo que es decisión suya… Nadie dice una palabra en defensa del niño inocente e indefenso que la madre lleva en su seno. Y es ésta la cuestión central del problema.

Por lo que leo en nuestro diario (Religionenlibertad.com) no hay quien entienda a los socialistas.

Veamos. En Galicia se está preparando una ley como “un apoyo a la vida". Las embarazadas también serán consideradas unidad familiar para así poder optar a las distintas ayudas y se llevarían a cabo medidas para conciliar la vida laboral y familiar.

Hay que tener en cuenta que España tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo. Por tanto dentro de no muchos años, si la situación sigue así, a ver quién paga las pensiones de los jubilados que serán muchos, y pocos los trabajadores en activo. Esto lo ve cualquiera; pues no hay manera de que algunos lo vean.

Sestayo (es la del “no se pronuncie su nombre”) acaba de decir que esa ley "reproduce el discurso de la Conferencia Episcopal: que las mujeres están aquí para parir y, si tienen suerte, podrán trabajar". ¡Qué sabrá ella del discurso de la Conferencia Episcopal!

Dice también que estas políticas son "rancias, retrógradas y predemocráticas". (Lo que faltaba).

Y, por último, algunos de su partido atacan al presidente de la Xunta porque busca fomentar con esa ley "la natalidad y el derecho a la vida en formación". ¡Como si eso fuese algo negativo!

Juzgue el lector si interpreto bien el pensamiento de los radicales de izquierda, empezando por el PSOE:

No están por fomentar la natalidad.

Admiten el aborto como algo positivo y lo fomentan.

No tienen en cuenta los derechos del no nacido aunque sea un ser humano.

Nos conducen a una situación con pocos trabajadores y muchos jubilados.

No tienen ni idea de lo que dice la Conferencia Episcopal sobre la dignidad de la mujer, exactamente igual que la del hombre. (Supongo que me dirán que la Iglesia discrimina a la mujer porque no puede ser sacerdote, pero eso habría que decírselo a Jesús, porque a la Iglesia no le dio facultad para ello).

Y piensen también cuando se presenten las elecciones. ¿Un católico que se precie de serlo, puede votar a unos partidos con enfoques tan anticristianos y tan inhumanos como éstos? Lo que pasa es que son muchos los que se lamentan de esta situación, comentan, se manifiestan disconformes… pero son pocos los que se deciden a dar la cara pública y socialmente, y la situación va empeorando a pasos agigantados.

Y acabo con las palabras del título ¡AY ESPAÑA! ¡QUIÉN TE HA VISTO Y QUIÉN TE VE!

José Gea