...en las que se citan toda clase de festividades islámicas, celtas, chinas, hindúes, sics, pero ninguna cristiana.
La crisis de identidad por la que atraviesa Europa raya lo insondable. El pasado 13 de enero fue presentada por la Comisión Europea una agenda de la que se han emitido tres millones de ejemplares para enviar a los estudiantes de todos los países europeos. Si cuestionable es ya que el dinero de los sufridos contribuyentes europeos se dilapide en hacer agenditas para estudiantes, dado que se hace, hágase por lo menos con un mínimo de criterio. Y es que la agenda en cuestión, que recoge las efemérides de cada día, entre las cuales las festividades más exóticas -el halloween, según dice, de herencia celta, el 31 de octubre; el deepawali, o fiesta de la luz y año nuevo entre sics e hindúes, el 5 de noviembre; el año nuevo musulmán el 7 de diciembre(*)-, omite, sin embargo, toda mención a las fiestas cristianas, ni siquiera las más arraigadas y especiales como la Navidad o la Pascua. Un error, seguramente, menos involuntario de lo que se pretende hacer pasar.
Las quejas no se han hecho esperar, provenientes de países como Italia y Polonia, capaces de reconocerse sin complejos en el espejo del cristianismo. Pero la iniciativa ha causado estupor e indignación también en la gran cuna del laicismo, Francia, donde ha sido definida como “une bourde” (necedad, sandez), y cuyo ministro de Asuntos Europeos, Laurent Waquiez, ha declarado:
“En esta agenda se habla de muchas cosas, salvo de nuestra identidad europea. Se habla de Ghandi, se habla del tomate en el Perú o del Antártico, pero no se habla de lo que es la identidad europea [...] ¿Es que tenemos vergüenza de nuestra identidad cristiana? ¿Tenemos vergüenza de que la Europa de los campanarios haya sido constitutiva de nuestra identidad europea?”.
Quienes, naturalmente, no han dicho ni pío, han sido...¡Bingo, amigo lector! ¡Ha acertado Vd.! (no era tan difícil, reconózcalo). ¡Nuestro Gobierno, faltaría más! Tan laico él, tan moderno, tan progresista... tan indisimuladamente satisfecho con cuanto pueda representar el arrinconamiento o la ocultación de nuestras señas de identidad cristiana... Una identidad cristiana que, mal que le pese al Sr. Zapatero, es la responsable de logros tales como el de la equiparación de la mujer, el estado de derecho o el estado del bienestar, todos los cuales, por cierto, no tuvieron que esperar a la salvífica llegada del Omnisciente Mesías de la Moncloa para ser alcanzados.
Para mí que tanta Alianza de Civilizaciones se le está empezando a indigestar a nuestro pesoísmo.
Para mí que tanta Alianza de Civilizaciones se le está empezando a indigestar a nuestro pesoísmo.
(*) Por si todo lo dicho fuera poco, la falta de rigor es tan pavorosa, que se apunta como día del año nuevo musulmán el 7 de diciembre, fecha en la que cayó el pasado 2010, siendo así que este año 2011, por ser el año islámico de tipo lunar y más corto que el gregoriano, no caerá nuevamente el 7 de diciembre, sino el 26 de noviembre.