Georges Bernanos (1888-1948)
El escritor francés Bernanos publicó en 1926 su primera novela, Sous le soleil de Satan (Bajo el sol de Satán), cuyo protagonista es un sacerdote, como sucede en otras de sus novelas. El padre Donissan libra durante toda la novela un terrible y misterioso combate con "el Otro", el Príncipe de este mundo, Satanás.
La presencia del mal, no como concepto abstracto o simbólico, o como mera categoría teológica, sino como realidad personal, atraviesa toda la obra de Bernanos. Satán es aquel "de quien no hay que esperar piedad ni gracia".
Hay algo entre Dios y el hombre
Frente a quien ignora o niega su existencia, Bernanos advierte:
"Hay algo entre Dios y el hombre, algo que no es como un personaje secundario. Existe..., está ese ser oscuro, sutil y cabezudo, sin comparación con nadie, con su atroz ironía y su risa cruel".
Y el mismo Hijo de Dios, que fue tentado al comienzo de su ministerio público, se entregó a su poder cuando llegó "la hora de las tinieblas", para vencerlo en su propio terreno, es decir, en nosotros:
"Dios se entregó a él por algún tiempo. En nosotros, Él permite ser atrapado, devorado. Él es arrancado de nosotros. Desde hace siglos, el pueblo humano está en el lagar, nuestra sangre es exprimida con el fin de que la más pequeña parcela de la carne divina sirva para saciar y para risa del verdugo horrible..."
Sacerdotes que no quieren ver
No es un juego de niños. Es algo serio, terrible. La salvación de las almas. Por eso Bernanos dirige palabras ardientes contra quienes siendo sacerdotes no comprenden la gravedad del combate, la maldad del "ladrón de hombres":
"¡Qué profunda es nuestra ignorancia! ¿Qué es el diablo para un sacerdote erudito, cortés, político?, le pregunto. Apenas si se atreve a reírse al nombrarle. Le silban como si fuera un perro. ¿Pero es que creen haberlo domesticado? No; es que han leído demasiados libros y han confesado muy poco. Sólo quieren agradar. Y estoy seguro de que sólo son agradables a los tontos. [...]
Estamos en la primera línea de una guerra a muerte, y nuestros hijos están detrás. ¡Sacerdotes! ¡Pero no oyen el grito de la miseria universal! [...]
¡Qué sacerdote no habrá llorado de impotencia ante el misterio del sufrimiento humano, por un Dios ultrajado en el hombre, refugio divino...! ¡No quieren ver! ¡No quieren ver!"
Sin embargo, él existe
Sí, "el Otro" –como lo llama Bernanos– existe, por desgracia. Y son los santos los que le hacen frente, los que lo vencen aferrándose a Cristo, abrazando la Cruz:
"Sin embargo, él existe... Está en la oración del solitario, en su ayuno y en su penitencia, en el fondo del más profundo éxtasis, en el silencio del corazón... [...]
¿Por qué disputará tantos hombres a la tierra, sobre la que reptan como bestias, en espera de que ella les envuelva mañana? Ese rebaño oscuro va, solitario, hacia su destino... Su odio es para los santos".
Subir hasta el sol de Dios
Aunque pudiera parecerlo, Bernanos no es un profeta de calamidades, sino un testigo de la alegría. Sólo que la alegría de la que da luminoso testimonio no es banal, ni puede darse por descontada. Es fruto de una gracia, es la alegría de la victoria de la fe sobre el mal terrible del mundo y de su Príncipe, Satanás. Por eso Charles Moeller escribió que "la clave de la obra de Bernanos es el Misterio Pascual, muerte y vida". Nos conviene escuchar su apasionado reclamo:
"Estamos en esa hora de la vida que suena para cada uno, en la que la verdad se impone por ella misma con una evidencia irresistible, en la que cada uno de nosotros sólo tiene que extender el brazo para subir de un gesto más arriba de las tinieblas, hasta el sol de Dios. Entonces, la prudencia humana no es más que trampas y locuras. ¡La santidad! [...] Hay que subir hasta donde Dios le espera, o perderse".
Juan Miguel Prim Goicoechea