No son pocos los cristianos que ante los problemas, dificultades y males que ven dentro o fuera de la Iglesia, adoptan una postura pasiva de inhibición o de inútil crítica, sin arrimar el hombro para nada en mejorar la situación. Mientras, las fuerzas contrarias hablan menos y actúan más, en un empeño común de desprestigiar la institución eclesial, enturbiar la situación religiosa o atacar los valores cristianos. Se comprueba lo dicho en el Evangelio:"Los hijos de las tinieblas, son más astutos que los hijos de la luz". Si el mal avanza y se consolida en el mundo, no pequeña parte de responsabilidad la tenemos ante el Señor, los que nos llamamos cristianos y nos dedicamos a sestear o, quizás, a que el Papa o la Jerarquía, den la cara y nos saquen las castañas del fuego. Como si los laicos no fueran Iglesia y fuera suficiente ser buena persona, cumplir con la Iglesia y dejar que arreglen otros lo que está mal.
Constato, a título de ejemplo, un hecho corriente y en el que se ven pocos católicos implicados. Ahora, en democracia, con la libertad de expresión y las facilidades que se dan en todos los medios para intervenir u opinar sobre miles de temas que aluden al cristianismo, por pereza, por cobardía o por otras causas, pocos se deciden a dar la cara.
Creo sinceramente que mucho mejor irían las cosas en todas partes, si los cristianos-sobre todo los bien formados en su fe- en nombre de Jesús, dieran por escrito, o por palabra su valiente testimonio.
Cristiano, frente a la oscuridad que te rodea, no te limites a maldecir las tinieblas...ENCIENDE TU CERILLA y habrás colaborado a que todos vean algo más claras las cosa.