«El Papa bendice las redes sociales» (nota original de la agencia Reuters retomada por la revista TIME -«»- y numerosos periódicos a lo largo y ancho del mundo) o «Papa pide a fieles usar Twitter y Facebook» (titular, entre otros, de El Universal –México–, 24.01.2011) fueron los titulares destacados el día que se hizo público el mensaje de Benedicto XVI para la .
¿Fue esto lo que dijo el Papa? Lo primero que conviene recordar es que a lo largo del año el Sumo Pontífice suele ofrecer varios mensajes en torno a diferentes asuntos (en el portal del Vaticano se puede consultar fácilmente las ): uno de ellos el de las comunicaciones sociales. De hecho, éste fue el mensaje número cuarenta y cinco, por lo que se puede comprender sin dificultad que antes ha habido 44 mensajes más; por tanto, no fue que un buen día al Papa se le ocurrió: «hoy voy a escribir un mensaje sobre las redes sociales», como puede parecer en un primer momento.
Lo segundo –que es ya la respuesta a la interrogante– es que el Papa no bendijo a las redes sociales en general ni a Facebook o Twitter en particular. De suyo, en el mensaje la palabra «bendición» aparece sólo una vez y no es para ninguna social network. Por cierto, «Facebook» y «Twitter» no aparecen citadas en ningún momento.
¿Y entonces qué dijo el Papa? Vale la pena leer el texto completo (aquí el ), pero si tenemos que sintetizarlo en pocas palabras, trata sobre la autenticidad y coherencia de vida en el uso de las redes sociales: la verdad aplicada al mundo digital, en definitiva.
El concepto de red social («social network» en inglés) suele asociarse a aquellas más famosas (Facebook, Twitter, Hi5, My Space, Orkut, Bebo, etc.) pero implica un significado más amplio: red social sería toda aquella modalidad que posibilita la interacción entre varios usuarios. Estos videos explican conceptualmente esta idea que toma forma en famosas redes sociales como las aludidas:
Llama la atención que algunas voces que no se pueden calificar precisamente como «amigas» de la Iglesia hayan leído, comprendido y valorado muy positivamente este mensaje del Papa. «» (cf. La Repubblica, 24.01.2011) destacaba que Benedicto XVI «entiende el fenómeno, lo describe bien, y capta el impacto sobre la sociedad».
Queda entonces una cuestión final: ¿el Papa invita o no a usar las redes sociales? (que fue otra de las líneas de titulación periodística más socorridas). Hacia el final de su mensaje Benedicto XVI expresa: «deseo invitar a los cristianos a unirse con confianza y creatividad responsable a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no simplemente para satisfacer el deseo de estar presentes, sino porque esta red es parte integrante de la vida humana».
La invitación tiene varias condiciones («confianza», «creatividad responsable» y «no para satisfacer deseo de estar presentes») y es formulada después de haber tratado 1) los límites y riesgos («interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que suele llevar a la autocomplacencia» -sic-), 2) la calidad del propio actuar y la autenticidad («El anhelo de compartir, de establecer "amistades", implica el desafío de ser auténticos, fieles a sí mismos, sin ceder a la ilusión de construir artificialmente el propio "perfil" público» -sic-), 3) de hacer algunas llamadas de atención («el contacto virtual no puede y no debe sustituir el contacto humano directo, en todos los aspectos de nuestra vida» -sic-), 4) el papel de la verdad en las redes sociales («el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la "popularidad" o la cantidad de atención que provoca» -sic-) y 5) el estilo cristiano de presencia en las redes sociales («forma de comunicación respetuosa y discreta, que incita el corazón y mueve la conciencia» -sic-).
La tradición mediática, más o menos patológica y generaliza, de desvirtuar palabras del Papa invita a reflexionar en la exactitud de lo que se recoge en la prensa generalista y nos invita a acudir a las fuentes originales para conocerlas de primera mano. De otra manera nos quedamos con la errónea impresión de lo que los medios reflejan es verdad. Algunos lo llaman «cultura de titulares».