La segunda virginidad
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En esta vida, hay veces en que no se consigue lo que uno pretende, pero no por eso deja uno de luchar, de pelear las cosas. Efectivamente, hay personas que se propusieron tener un noviazgo limpio y no lo consiguen, por la razón que sea, aunque siempre podemos hablar, como mínimo, de falta de prudencia.
Si la solución que se da a esa situación es que, como ya no lo hemos conseguido, como hemos tenido relaciones sexuales, qué más da tener una vez, que dos, que cien. La tensión que debe haber en un noviazgo por hacer las cosas como en un principio se quería, desaparece, y la ilusión, por tanto, también.
Lo que suele ocurrir en estos casos es que, antes o después, se rompe esa relación por falta de ilusión y en el siguiente noviazgo es muy posible que ya el nivel lo ponga uno más abajo.
Los chantajes, fundamentalmente por parte del hombre, empiezan a aflorar: Si lo hiciste con el otro, por qué no conmigo, eso es síntoma de que no me quieres. Y otros por el estilo.
Yo creo que hay que intentar recomponer la ilusión en ese noviazgo que tan bien iba hasta que llegó el contacto sexual. ¿Cómo? Proponiéndose vivir la segunda virginidad. Es decir, manteniendo una charla a fondo con la pareja, y recomenzando de nuevo, que el resbalón anterior sirva para coger fuerzas, experiencia, y para ser más cuidadosos en todo lo que es la sexualidad.
La segunda virginidad es un canto a la esperanza y a la ilusión. Hasta aquí no ha sido como queríamos, pero a partir de ahora lo será. Pondremos los medios. Lo he visto muchas veces y con mucho éxito.
Una vez dicho esto, hay que procurar poner todos los medios para hacer las cosas bien. Hay parejas de novios, que parece que todas las relaciones que tienen, son sin querer.
Simplemente han hecho lo que no querían, pero lo hacen con mucha frecuencia.
¿Por qué ocurre esto? Naturalmente, porque en el fondo quieren. Es, por decirlo así, un querer sin querer.
No ponen los medios, no son prudentes, van a casa del otro cuando no hay nadie, tardan en despedirse mucho tiempo, se pasean por sitios poco iluminados, se podría decir otras muchas situaciones que, por otra parte, cada pareja conoce.
Como consecuencia de esto ocurre lo que, en teoría, no querían que pasase, pero en realidad están poniendo pocos medios lo que no querían que pasase. Lo que les está faltando es fortaleza.
Esa falta de reciedumbre, esa carencia de fuerza de voluntad, aparecerá luego en la relación en miles de situaciones. La vida de pareja es difícil y hay que estar entrenados en la exigencia personal, la segunda virginidad es un buen entrenamiento.
La segunda virginidad fortalece mucho a la pareja si se lo toman con seriedad, devuelve la ilusión.
Por otra parte me gustaría decir que las parejas que no le dan ninguna importancia a la sexualidad en el noviazgo terminan creyendo que el matrimonio no es indisoluble.