Todo internauta sincero puede confesar, sin exageración, que ha encontrado en la red prácticamente todo lo que deseaba, sin más control que su libre albedrío. Abundancia y variedad de material precioso, bellezas naturales, un sin fin de cosas bonitas, positivas, instructivas, ejemplares y dignas etc; pero también bazofia, degradación, incitación al mal y pésimas escenas jamás imaginadas. Dios y Satanás; el bien y el mal; la vida y la muerte; la felicidad y la desdicha; la gracia y el pecado; la belleza y la inmundicia, están al alcance de la mano. Lo terrible, es que esa mano puede ser, tanto la de cualquier niño inocente, como la del peor sádico perturbado. ¡Qué terrible y real responsabilidad¡.
De no tomarse medidas legales, de común y global acuerdo, que acoten, encaucen, y sancionen este medio, se convertirá nuestro mundo en un infierno, desaparecerá toda bondad e inocencia y los efectos letales en las personas (cuerpos y almas) serán peores que los de la bomba atómica. No exagero. Sólo un ejemplo y que cada uno juzgue. Hoy, se puede ver-si tienen tragaderas para ello- desde un degüello real, lento hasta la muerte de un preso mexicano, ejecutado por narcotraficantes; hasta un plato servido al horno de un bebé en un restaurante chino. Esto solo es un reality show en un medio donde vale todo.