Todos los días celebramos a los santos. Hay un día especial en el que la Iglesia recuerda a todos los santos. Y en estos días que el Papa ha anunciado la Beatificación de Juan Pablo II, el tema de la santidad vuelve a salir a la palestra.
Todos sin excepción estamos llamados a la santidad desde nuestro bautismo. La santidad no es para unos pocos, sino para todos aquellos que quieran tomarse en serio su fe, su compromiso con Dios y con el prójimo.
En la Iglesia hay una gran variedad de santos, tanto por la edad como por su peculiar estilo de vida. Pero todos tienen en común el amor heroico a Dios, por encima de todas las cosas, y la caridad hacia los demás por amor de Dios.
Y todos eran pecadores, pero supieron convertirse cada día desde que oyeron la llamada del Señor. Benedicto XVI decía a un grupo de alumnos en su viaje apostólico a Irlanda:
"Quizá alguno de vosotros nunca antes pensó esto. (...) Dejad que me explique. (...) Cuando os invito a ser santos, os pido que no os conforméis con ser de segunda fila. Os pido que no persigáis una meta limitada y que ignoréis las demás. (...) La felicidad es algo que todos quieren, pero una de las mayores tragedias de este mundo es que muchísima gente jamás la encuentra, porque la busca en los lugares equivocados. La clave para esto es muy sencilla: la verdadera felicidad se encuentra en Dios. Necesitamos tener el valor de poner nuestras esperanzas más profundas solamente en Dios, no en el dinero, la carrera, el éxito mundano o en nuestras relaciones personales, sino en Dios. Sólo El puede satisfacer las necesidades más profundas de nuestro corazón.".
"Dios no solamente nos ama con una profundidad e intensidad que difícilmente podremos llegar a comprender, sino que, además, nos invita a responder a su amor. (...) Y cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar. (...) Os atrae la práctica de las virtudes. Comenzáis a ver la avaricia y el egoísmo y tantos otros pecados como lo que realmente son, tendencias destructivas y peligrosas que causan profundo sufrimiento y un gran daño. (...) Empezáis a sentir compasión por la gente con dificultades y ansiáis hacer algo por ayudarles. (...) Cuando todo esto comience a sucederos, estáis en camino hacia la santidad".
Cuando comenzamos a ser amigos de Dios, todo cambia, dice el Papa. Y eso es precisamente la santidad. Y esto es posible a cualquier edad. Invito al amigo lector a ver este video en el que claramente se nos dice con imágenes que no hablamos de teorías, sino de una realidad que se da cada día:
www.youtube.com/watch