Si hay una palabra, un vocablo o una idea que el pueblo español, emplea, usa y hasta abusa de ella, en casi todas las circunstancias gratas o luctuosas de su vida ordinaria, ésta es sin duda alguna, la palabra “Dios”. El diccionario de la lengua española RAE, así lo constata por su importancia, extensión, explicación y aplicación. He aquí lo que dice la docta corporación académica al respecto : Dios ”Nombre sagrado del Supremo Ser, Creador del universo que lo conserva y rige por su providencia”. Frente a esta actitud del pueblo llano, está la clase o casta política -representante del susodicho pueblo- que desconoce, ignora, margina o minimiza, (¿será por su insignificancia?), tanto el vocablo como el significado de la palabra dios.
En los años que llevamos de democracia, nadie ha oído alusión alguna pública tanto en las Cortes como en el Senado, en los discursos o en los medios audiovisuales radiados o escritos, y hasta en privadas conversaciones, usar el nombre de Dios, como si fuera un vocablo maldito, obsoleto, vergonzante o públicamente incorrecto.
Quizás esta clara constatación del actuar y perorar de sus señorías representativas, sea la explicación más simple de la deriva del pueblo español actual desnortado y sin valores.