Celebramos hoy los cristianos la Navidad, vale decir, el nacimiento del fundador de la religión que profesamos. Pero la pregunta es: ¿se ha celebrado siempre dicha Navidad de la misma manera en que lo hacemos actualmente?
Lo cierto es que en los primeros tiempos del cristianismo, no sólo es que no se hiciera como ahora, es que ni siquiera hay constancia de que se celebrara. No existe alusión a la navidad ni en ninguno de los textos canónicos en los que podría haberse hecho (Hechos de los Apóstoles, Cartas de Pablo), ni en Justino, el que identificó la gruta en la que nació Jesús, ni en San Ireneo, ni en Tertuliano, ni en Orígenes, ni en San Agustín, por poner sólo unos ejemplos bien significativos. De hecho, el Papa León I (m.451), incluso desaconseja su celebración, por considerar que la celebración de los natalitia era una ceremonia pagana. No por casualidad, en el caso de los mártires se le llama dies natalis (día del nacimiento, literalmente), no al día en el que nacieron, sino a aquél en el que entregaban su vida por la causa, "naciendo" a una nueva vida.
Cuando finalmente los cristianos se animan a conmemorar la natividad de su fundador, se abren dos vías diferentes hacia la celebración. La primera conduce al 6 de enero, y es por la que transitan, en general, las iglesias orientales, existiendo aún hoy iglesias como la armenia -ojo, la armenia apostólica; no, en cambio, la armenio-católica, en comunión con Roma- que lo continúan haciendo. La fecha estaría relacionada con una fiesta de la luz celebrada desde muy antiguo (consta haberse hecho en 239 a.C.) y también en Alejandría durante el reinado de Tiberio, es decir, en tiempos contemporáneos a de Jesús. Hacia finales del s. IV, un papiro egipcio coloca el relato de Lucas sobre el nacimiento como liturgia del día.
La segunda vía que se abre conduce al 25 de diciembre, y es por la que, en general, se opta en las iglesias occidentales. Parece que el testimonio más antiguo de haber celebrado la Navidad un 25 de diciembre proviene de una Depositio martiryum del año 354. Un sermón de San Gregorio de Nisa confirma que para 380 se continúa haciendo.
Todo habría empezado con la proclamación del culto al sol durante el reinado del Emperador filósofo, Marco Aurelio, concretamente en 274. En dicho culto, el 25 de diciembre era el día del Sol Invictus o del nacimiento del sol. La explicación es muy fácil de entender, ya que por tratarse del solsticio de invierno, es el día en el que el sol es más pequeñito, y de ahí en más no hace otra cosa que crecer. Nada más fácil para el cristianismo, que llevar a al práctica una nueva manifestación de ese recurso tan profusamente utilizado en la evangelización que es el sincretismo, o cristianización de objetos, lugares y fechas que eran sagrados ya en la religiosidad pagana previa.
Aunque, como hemos visto, hasta 354 no tenemos constancia de que la comunidad cristiana celebrara la Navidad, es muy posible que ya se estuviera haciendo en tiempos del Emperador Constantino, el mismo que convirtiera el día del Sol en el dies dominicus, día del señor, domingo. Por lo que cabe inferir que de parecida manera, podría haber convertido la fiesta del nacimiento del dios-sol en la fiesta del nacimiento del Dios-niño.
Como quiera que sea, hoy es para los cristianos un día muy especial. Así que no quiero despedirles sin expresarles mis mejores deseos de felicidad en esta nueva Navidad y que sigámonos viendo todos por este rincón y por otros.