Segundo día

Continuamos caminando hacia Belén. Es una peregrinación muy alegre, pero muy responsable. No podemos llegar allí de cualquier manera. El Señor se merece lo mejor. Y para ese encuentro nos preparamos.

Seguimos con Juan el Bautista


Isaías está presente en Juan Bautista, como Juan Bautista está presente en aquél al que ha preparado el camino y que dirá de él: "No ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista".
San Lucas nos cuenta con detalle el anuncio del nacimiento de Juan (Lc 1, 5-25). 

Esta extraña entrada en escena de un ser que se convertirá en uno de los más importantes jalones de la realización de los planes divinos es muy del estilo del Antiguo Testamento. Todos los seres vivos debían ser destruidos por el diluvio, pero Noé v los suyos fueron salvados en el arca. Isaac nace de Sara, demasiado anciana para dar a luz. David, joven y sin técnica de combate, derriba a Goliat. 

Moisés, futuro guía del pueblo de Israel, es encontrado en una cesta (designada en hebreo con la misma palabra que el arca) y salvado de la muerte. De esta manera, Dios quiere subrayar que Él mismo toma la iniciativa de la salvación de su pueblo. 

El anuncio del nacimiento de Juan es solemne. Se realiza en el marco litúrgico del templo. 
Desde la designación del nombre del niño, "Juan", que significa "Yahvé es favorable", todo es concreta preparación divina del instrumento que el Señor ha elegido.

Su llegada no pasará desapercibida y muchos se gozarán en su nacimiento (Lc 1, 14); se abstendrá de vino y bebidas embriagantes, será un niño consagrado y, como lo prescribe el libro de los Números (6, 1), no beberá vino ni licor fermentado. Juan es ya signo de su vocación de asceta. El Espíritu habita en él desde el seno de su madre. A su vocación de asceta se une la de guía de su pueblo (Lc 1, 17).

Precederá al Mesías, papel que Malaquías (3, 23) atribuía a Elías. Su circuncisión, hecho característico, muestra también la elección divina: nadie en su parentela lleva el nombre de Juan (Lc 1, 61), pero el Señor quiere que se le llame así cambiando las costumbres. El Señor es quien le ha elegido, es él quien dirige todo y guía a su pueblo. 

Benedictus Deus Israelei

El nacimiento de Juan es motivo de un admirable poema que, a la vez, es acción de gracias y descripción del futuro papel del niño. Este poema lo canta la Iglesia cada día al final de los Laudes reavivando su acción de gracias por la salvación que Dios le ha dado y en reconocimiento porque Juan sigue mostrándole "el camino de la paz". 

Juan Bautista es el signo de la irrupción de Dios en su pueblo. El Señor le visita, le libra, realiza la alianza que había prometido. 
El papel del precursor es muy preciso: prepara los caminos del Señor (Is 40, 3), da a su pueblo el "conocimiento de la salvación. Todo el afán especulativo y contemplativo de Israel es conocer la salvación, las maravillas del designio de Dios sobre su pueblo. El conocimiento de esa salvación provoca en él la acción de gracias, la bendición, la proclamación de los beneficios de Dios que se expresa por el "Bendito sea el Señor, Dios de Israel".

Esta es la forma tradicional de oración de acción de gracias que admira los designios de Dios. Con estos mismos términos el servidor de Abrahán bendice a Yahvé (Gn 24, 26). Así también se expresa Jetró, suegro de Moisés, reaccionando ante el relato admirable de lo que Yahvé había hecho para librar a Israel de los egipcios (Ex 18, 10). La salvación es la remisión de los pecados, obra de la misericordiosa ternura de nuestro Dios (Lc 1, 77-78).

Juan deberá, pues, anunciar un bautismo en el Espíritu para remisión de los pecados. Pero este bautismo no tendrá sólo este efecto negativo. Será iluminación. La misericordiosa ternura de Dios enviará al Mesías que, según dos pasajes de Isaías (9, 1 y 42, 7), recogidos por Cristo (Jn 8, 12), "iluminará a los que se hallan sentados en tinieblas y sombras de muerte" (Lc 1, 79).El papel de Juan, "allanar el camino del Señor". El lo sabe y se designa a sí mismo, refiriéndose a Isaías (40, 3), como la voz que clama en el desierto: "Allanad el camino del Señor". Más positivamente todavía, deberá mostrar a aquel que está en medio de los hombres, pero que éstos no le conocen (Jn 1, 26) y a quien llama, cuando le ve venir: "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29).Juan corresponde y quiere corresponder a lo que se ha dicho y previsto sobre él. Debe dar testimonio de la presencia del Mesías. El modo de llamarle indica ya lo que el Mesías representa para él: es el "Cordero de Dios". 
El Levítico, en el capítulo 14, describe la inmolación del cordero en expiación por la impureza legal. Al leer este pasaje, Juan el evangelista piensa en el servidor de Yahvé, descrito por Isaías en el capítulo 53, que lleva sobre sí los pecados de Israel. Juan Bautista, al mostrar a Cristo a sus discípulos, le ve como la verdadera Pascua que supera la del Éxodo (12, 1) y de la que el universo obtendrá la salvación.Toda la grandeza de Juan Bautista le viene de su humildad y ocultamiento: "Es preciso que él crezca v que yo disminuya" (Jn 3, 30).



Juan el Bautista nos enseña a ser solidarios



Texto Bíblico: Lc. 3, 10-14

Guía para la reflexión:

• ¿Cuál es el anuncio que hace Juan?

• ¿Qué actitudes anima a vivir para recibir a Jesús?

• ¿Qué le dice a los cobradores… a los soldados… al pueblo?

• ¿Qué diría hoy Juan el bautista en nuestros días? ¿Qué deberías vivir/cambiar para recibir a Dios que nace en esta Navidad?

Mensaje:

Juan explica con palabras y actitudes concretas cuál es el verdadero cambio que Dios quiere: la solidaridad, la honestidad, la fraternidad real. El corazón del mensaje evangélico está en reconocer al otro como hermano y actuar en consecuencia. Para vivir el Adviento y que el Dios de la Vida nazca en nuestros corazones, familias y comunidades debemos ser solidarios con el prójimo compartiendo lo que somos y lo que tenemos.

Oración

Señor, que este Adviento nos ayude a mirar a los demás como hermanos, y abra nuestros corazones para ser solidarios, en especial con los que más sufren.

Para nuestra vida

• Ser solidario es compartir de verdad, ¿qué puedes hacer en concreto para compartir y ayudar a las personas de tu barrio o comunidad que están en necesidad?