El artículo, recogido en las páginas de opinión y firmado por David Campbell y Robert Putnam, autores del libro American grace: How religión divides and unites us (La gracia en América: cómo la religión nos une y nos divide) que analiza temas como el que traemos a esta columna, empieza informando de que con motivo de la crisis, hasta la caridad, (curiosamente cuando más necesaria es), ha descendido, cosa que ha hecho con una media del 11%... pero, ¡ah!... existe una excepción:
“Las contribuciones caritativas de los grupos religiosos descendieron sólo un 0,1% desde 2007 hasta 2009”.
No es la única afirmación reveladora al respecto. Dice el artículo:
“De entre el quinto de americanos que se consideran más seculares, dos tercios dijeron haber dado dinero para la caridad el año anterior. Es una cifra impresionante, pero palidece ante el 94% del quinto que reconocía ser más religioso y afirmó haber realizado alguna donación”.
Si examinamos las cantidades donadas, el informe es aún más demoledor. Mientras en el quinto de los secularizados, la donación media rayaba los 1.000 dólares al año (no es poco ¿eh?), en el quinto de los más religiosos la donación media alcanza los 3.000 dólares anuales. Y si se refiere el dato al porcentaje de sus ingresos que cada americano destina a caridad, el porcentaje se multiplica por cuatro entre los más religiosos frente a los menos (Lo que por otro lado, añado yo, parecería demostrar que las personas más religiosas ganan menos que las más seculares, pues si entregando proporcionalmente cuatro veces más de sus ingresos, su donación media sólo es tres veces superior, la conclusión no parece ser otra).
Alguien podría argüir que se trata simplemente de una cuestión de destino de los fondos, y que las donaciones de las personas religiosas están muy enfocadas hacia las causas de sus respectivas congregaciones. Pues bien, ni por esas: la generosidad de las personas religiosas es tan grande, que incluso para las causas que los articulistas llaman “seculares” frente a las estrictamente “religiosas”, donan más las personas que se autodefinen religiosas que las que los articulistas llaman “seculares”.
En cuanto a la religión cuyos fieles son más generosos, el artículo, que no se centra en el tema y así lo reconoce explícitamente, dice que las diferencias son muy pequeñas, si bien se registraría una ligera ventaja de los protestantes frente a los católicos. Y entre todos los fieles, los mormones son los más generosos. Nada dice de musulmanes, judíos y otras religiones no cristianas.