En este tercer Domingo de Adviento sigue Juan el Bautista anunciando al Señor. Y hace una afirmación que nos debe hacer pensar: ENTRE VOSOTROS ESTÁ UNO A QUIEN NO CONOCEIS. Y era verdad, no lo conocían porque apenas habían oído hablar de Él. Pero nosotros, que llevamos ya 2000 años de cristianismo es vergonzoso que nos tengan que decir lo mismo: ENTRE VOSOTROS ESTA UNO A QUIEN NO CONOCEIS. Hoy no se conoce a Cristo. Se ha estudiado mucha religión, se ha ido a muchas catequesis, se han escuchados muchas homilías, hemos celebrado muchas fiestas religiosas y hemos paseado miles de veces la imagen de Cristo por nuestras calles. Pero seguimos sin conocer a Cristo. Nos hemos quedado con una noción infantil, poco ilustrada, diríamos que casi inculta del Señor. Y por eso no se le sigue, no se le ama, no se compromete uno con El. Nos quedamos con su imagen, pero no con su vida y su oferta de compromiso. Hace falta mucha formación seria. Hay que leer más la Palabra de Dios, y el Catecismo de la Iglesia.

    Os facilito una narración que nos ofrece Fernando Suárez que tiene mucho que ver con esto que estamos diciendo:

En la librería-biblioteca de la calle Oskwel se podían encontrar millones de libros. Uno podía llegar al grado de inventar el título de algún libro y era seguro que ahí ya lo tenían. Si ese día salía a la venta algún libro, ese mismo día disponían de varias copias del mismo. Por esto y por muchas otras cosas era la fama de este lugar llamado, gracias a la calle, “Oskwel”.

En este lugar se contaba con una gran ayuda del personal para encontrar o recomendar algún libro. Eran todos tutores y expertos para ofrecer ayuda al cliente y además estaban bastante capacitados.

Llegó en una mañana invernal un pequeño muchacho a Oskwel. Un acogedor lugar con un laberinto rodeado por todos lados de cerros y cerros de libros. Al fondo de un pasillo de este laberinto logró distinguir, por su uniforme, a un anciano que trabajaba en este lugar. El pequeño se dirigió de inmediato hacia él para resolver sus dudas sobre un libro actual y que valiera la pena. Aunque ciertamente el muchacho no estaba seguro si el anciano podría recomendárselo, optó por preguntarle:

- Disculpe, señor, ¿me podría recomendar algún libro actual?

- Actuales hay muchos, muchacho, necesitaría que me especificaras el tema, aunque si me estás preguntando por los de Harry Potter te informo que se encuentran a mano derecha de la puerta de entrada y además en las cajas de pago.

-  Muchas gracias, pero no buscaba eso. Buscaba algo distinto.

-  Pues dado que es lo que está de moda, pensé que te gustaría.

-  No es así, a mí no me gusta la fantasía, prefiero cosas reales.

-  Me imagino que no buscarás libros de política, ¿o sí?

-  Para nada. Reales, pero no sobre temas que me aburran a mis 13 años.

-  Entonces, si quieres algo actual, real, y que te podría servir mucho, ven conmigo, te mostraré algo que seguramente te va gustar.

El muchacho siguió al anciano por largos pasillos y pasillos, pasaron grandes salas de lectura, y áreas de libros de todo tipo, finalmente se acercaron a una sala que parecía estar olvidada, pues estaba vacía, tenía muy poca luz, telarañas y además los libros de sus estantes empolvados. Al joven le extrañó que todos los libros de esa sala fueran el mismo libro.

Al estar ya en la sala, el joven no tardó en lanzar su primera pregunta al anciano que lo atendía y dijo:

-  ¿Cómo es posible que me haya traído hasta estos libros que parecen tan viejos cuando le pedí algo actual?

-  Tranquilo, muchacho, estás ante el mejor libro que tenemos en este lugar, y el mejor que existe en el mundo.

-  Bueno y, ¿de qué libro se trata? Revéleme el misterio

-  Este libro que ves aquí duplicado por montones es la Biblia, hijo.

-  ¡La Biblia! ¿Actual?

- Así es, tú me pediste que te mostrara un libro actual, real y esto es lo mejor que te puedo ofrecer. Tal vez el libro como tal no sea actual, sin embargo su contenido es lo más actual que siempre ha existido y existirá. ¿Alguna vez has dedicado aunque sea un minuto a leerla?

-  La verdad no, nunca lo he hecho

- ¡Pues ahora es tiempo, jovencito! No tardes más. Encontrarás en ella los cuatro evangelios que es la mejor forma en que puedes conocer a Cristo. En los evangelios encontrarás la forma en que se debe vivir hoy en día, en que se debió haber vivido siempre y en que se deberá seguir viviendo. El ejemplo de Cristo, lleno de amor y enseñanzas seguramente transformará tu vida. Al conocerlo, realmente lo amarás y al amarlo, no sólo te maravillarás sino que lo seguirás y esto es lo mejor que este libro tan sagrado te puede dejar. Poca gente se lanza a la aventura de leerlo hoy en día, siendo la mejor forma para conocer a Cristo.

-  Muy bien, señor, lo llevaré. Muchas gracias por su ayuda. Una última cosa ¿qué precio tiene?

-  Nada, es tan rico el contenido de este libro que ni con todo el dinero del mundo lo puedes pagar, llévatelo así. Pero no olvides leerlo y sobre todo vivirlo.

      Esta puede ser la causa de tanto desconocimiento que hay de Cristo: no se leen los Evangelios. Y esta puede ser el gran propósito de este Adviento: Comenzar a leerlos. Seguramente encontrarás lo que te falta para orientar y dar sentido a tu vida.

                                                                                  Juan García Inza