Las Clarisas de Lerma, ni son clarisas, ni son de Lerma.
Como ha informado Religión en Libertad, ha nacido un nuevo carisma en la Iglesia, para alguno de nosotros muy cercano, y es el que el Papa firmó el pasado sábado 4 de diciembre el decreto por el que, en la antigua comunidad de clarisas de Lerma – La Aguilera, se constituye el nuevo Instituto Religioso de Derecho Pontifico IESU COMMUNIO.
Como ha informado Religión en Libertad, ha nacido un nuevo carisma en la Iglesia, para alguno de nosotros muy cercano, y es el que el Papa firmó el pasado sábado 4 de diciembre el decreto por el que, en la antigua comunidad de clarisas de Lerma – La Aguilera, se constituye el nuevo Instituto Religioso de Derecho Pontifico IESU COMMUNIO.
Era una noticia que, de una u otra forma, se esperaba dadas las extraordinarias circunstancias con que el Espíritu Santo ha ido bendiciendo a esta comunidad de clausura, la más numerosa del mundo en cuanto a vocaciones, y al carisma concreto que se veía con que iba siendo definida, reconocido por el Papa el pasado sábado, tras el pertinente examen y proceso por parte de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
La noticia de ReL dice en verdad un dato importante, y es que no fue una iniciativa de la comunidad, sino que la comunidad fué animada -yo diría que obligada por las circunstancias- por dicha Congregación para dar el paso necesario para su reconocimeinto. Es decir, fue Roma quien vio que algo nuevo se estaba cociendo en la cocina del cielo. Un plato innovador y fresco ideado por ese cheff de lo creado que es el Espíritu Santo. Un plato de aromas desconocidos y sabor intenso, con los ingredientes de siempre: Llamada, discernimiento, oración, obediencia y silencio. A fuego lento. Un plato del que nos alimentamos en gran medida muchos miembros de la mesa de la Iglesia, que yo soy uno de ellos.
Esta es una noticia enorme, que demuestra que Dios está vivo, y que la Iglesia tiene tantos carismas como colores es capaz de imaginar el Espíritu Santo –que nadie le ponga a prueba, es tremendamente creativo-, siendo éste uno nuevo, ni mejor, ni peor que otros, sencillamente es tan necesario como todos.
La noticia de ReL dice en verdad un dato importante, y es que no fue una iniciativa de la comunidad, sino que la comunidad fué animada -yo diría que obligada por las circunstancias- por dicha Congregación para dar el paso necesario para su reconocimeinto. Es decir, fue Roma quien vio que algo nuevo se estaba cociendo en la cocina del cielo. Un plato innovador y fresco ideado por ese cheff de lo creado que es el Espíritu Santo. Un plato de aromas desconocidos y sabor intenso, con los ingredientes de siempre: Llamada, discernimiento, oración, obediencia y silencio. A fuego lento. Un plato del que nos alimentamos en gran medida muchos miembros de la mesa de la Iglesia, que yo soy uno de ellos.
Esta es una noticia enorme, que demuestra que Dios está vivo, y que la Iglesia tiene tantos carismas como colores es capaz de imaginar el Espíritu Santo –que nadie le ponga a prueba, es tremendamente creativo-, siendo éste uno nuevo, ni mejor, ni peor que otros, sencillamente es tan necesario como todos.
En todo éste proceso, las hermanas han sido siempre guiadas por el actual obispo de Burgos, nunca por delante de él, y han ido dejándose hacer.
Esta es una noticia histórica, y de enorme alegría para el seno de la Iglesia, y más en concreto la Iglesia en España, que se ve bendecida así por una realidad orante y testimonial de cientos de jóvenes que lo dejan todo para dedicarse a la contemplación y el testimonio para salvación de todos.
Para los que las queremos, es una alegría enorme también, porque estas hermanas han vivido la bendición de Dios teniendo que pedir perdón por ser bendecidas, constantemente cuestionadas y atacadas. Cuando uno iba a verlas, se notaba a ciencia cierta que la vocación de esas chicas era una vocación concreta a esa comunidad, por lo que no tenía ningún sentido arrancarlas de allí a donde habían sido llamadas por el Señor, y en mi opinión, si alguien tiene algún problema con las llamadas tan raras que hace a veces Dios, que lo discuta con Dios, no con ellas.
Lo que ha sucedido es que el Papa ha quitado de un plumazo el velo de sospecha y controversia que rodeaba a ésta comunidad bendecida por la presencia de un carisma propio y único en la Iglesia en la persona de una mujer. Como ocurriera en otros contextos con tantas de ellas, el Espíritu Santo se fijó en la pobreza y la fe de una joven de 18 años que, melena al viento y botas verde botella, llamó un día a la puerta de un convento que llevaba 23 años sin saber qué era una novicia, y que desde entonces ha reventado de velos blancos, experiencias vocacionales y profesiones perpetuas de más de cien mujeres, ya casi doscientas, que lo dejan todo para entregarse enteras a la Iglesia.
Ya tienen sus propias constituciones e identidad, dentro de poco cambiarán el hábito y desde ya están explicando, como siempre han hecho a todo el que ha ido a preguntar, qué son y quienes son en el seno de la Iglesia.
Para los que las queremos, es una alegría enorme también, porque estas hermanas han vivido la bendición de Dios teniendo que pedir perdón por ser bendecidas, constantemente cuestionadas y atacadas. Cuando uno iba a verlas, se notaba a ciencia cierta que la vocación de esas chicas era una vocación concreta a esa comunidad, por lo que no tenía ningún sentido arrancarlas de allí a donde habían sido llamadas por el Señor, y en mi opinión, si alguien tiene algún problema con las llamadas tan raras que hace a veces Dios, que lo discuta con Dios, no con ellas.
Lo que ha sucedido es que el Papa ha quitado de un plumazo el velo de sospecha y controversia que rodeaba a ésta comunidad bendecida por la presencia de un carisma propio y único en la Iglesia en la persona de una mujer. Como ocurriera en otros contextos con tantas de ellas, el Espíritu Santo se fijó en la pobreza y la fe de una joven de 18 años que, melena al viento y botas verde botella, llamó un día a la puerta de un convento que llevaba 23 años sin saber qué era una novicia, y que desde entonces ha reventado de velos blancos, experiencias vocacionales y profesiones perpetuas de más de cien mujeres, ya casi doscientas, que lo dejan todo para entregarse enteras a la Iglesia.
Ya tienen sus propias constituciones e identidad, dentro de poco cambiarán el hábito y desde ya están explicando, como siempre han hecho a todo el que ha ido a preguntar, qué son y quienes son en el seno de la Iglesia.
Sobre cómo han ido aconteciendo los hechos, llaman la atención dos cosas: La rapidez con que Roma ha resuelto este decreto, cosa que es de agradecer; y que esta nueva realidad se haya erigido como de Derecho Pontificio y no Diocesano, que suele ser el primer paso habitual en estos casos.
Las hermanas de Iesu Communio son, por raíz y por historia, hijas espirituales de san Francisco y santa Clara, pero ya no son clarisas. Ellas tan solo nos piden oración, mucha oración por su madre abadesa y por todas ellas.